Filosofía — 1 de septiembre de 2023 at 00:00

La conquista interior (Delia Steinberg Guzmán)

por

Delia Steinberg Guzmán

El pasado 15 de agosto falleció Delia Steinberg Guzmán, quien fuera fundadora de esta revista y, hasta la fecha, su directora.

Hemos querido, como pequeño homenaje, publicar aquí uno de sus innumerables artículos, alumbrados siempre por una claridad extraordinaria y un sentido práctico que, además, demostró de forma patente con el ejemplo de su propia vida. En este caso, se trata de uno de los textos que están incluidos en su libro Filosofía para vivir (Editorial Nueva Acrópolis. Madrid, 2019), y que nos transmite enseñanzas tan inspiradoras como esta: «La vida es un tesoro de sabiduría cuando se aprende a vencer el miedo en cada paso. Se trata de tu vida, de tus pasos. No tengas miedo».

 

La voz de la conciencia

El filósofo requiere la aprobación de su conciencia. Pero, cuidado, no llamemos conciencia a los simples apetitos, a las dudas sin respuesta, a las debilidades, a la sinrazón. Para que la conciencia pueda hablarnos y señalarnos lo que es conveniente o no, antes debe despertar como tal conciencia. Antes, uno debe haberse cultivado en el desarrollo de la fortaleza moral, del discernimiento, de la catarsis de los sentimientos. Debe haber actuado y haberse equivocado sin miedo a reconocer los errores, sin miedo a rectificar lo que no es válido. Debe haber pasado por muchas pruebas para reconocer esa voz interior como algo íntimo, estable, consustanciado con su verdadero ser, voz que no se altera con el clima de las pasiones ni de las modalidades cambiantes.

 

Intuición y mística

Por mística no entendemos una simple actitud contemplativa, sino una visión intuitiva e inteligente del mundo, que nos transforma y nos lleva a actuar en consecuencia, de acuerdo con las leyes naturales.

¿Cómo se logra esa visión intuitiva e inteligente? Indudablemente, es una visión o percepción que rebasa lo intelectual y racional. Es el alma quien percibe, es el aspecto más elevado de nuestra conciencia el que puede desvelar paulatinamente los misterios. Los antiguos egipcios explicaban que los misterios se intuyen o se perciben con el corazón, ese corazón especial que constituye el alma humana. Extraemos del libro El mundo mágico del antiguo Egipto, de Christian Jacq, las siguientes palabras:

«… el centro de las percepciones más finas es el corazón. No es el órgano en sí, sino el centro inmaterial del ser…».

El corazón nos permite sentirnos unidos a la naturaleza entera, a todos los seres, y percibir una misma energía en todo y en todos, aunque adaptada a las diversas formas y circunstancias. De este modo es más sencillo entrar en contacto con el propio espíritu, con Dios… y romper las terribles barreras que, según la mente, separan la vida de la muerte. La energía es una y permanente.

 

Actuar con el corazón

El corazón representa nuestro punto medio: no es el plano emotivo o sentimental, sino la mente con emociones o la emoción con pensamientos.

El corazón es el alma, lo que nos «anima»: sentimientos e ideas; es el intermedio humano entre nuestro espíritu, aún no conscientemente actualizado, y la materia de nuestro cuerpo.

El corazón es el eje, un punto de estabilidad si sabemos combinar las exigencias corporales y las realidades espirituales.

 

En la fuente del entusiasmo: la intuición

El auténtico entusiasmo es mucho más que una emoción, aunque las emociones pueden llevar a él si son cuidadosamente dirigidas.

Ese entusiasmo superior vive en un plano más alto, donde reside la intuición, en la fuente misma de la inspiración sagrada. Por eso es «Dios en nosotros», la inspiración divina o aquello que los dioses inspiran en nosotros. Las intuiciones surgen como una chispa inmediata de comprensión total y profunda; son de fuego, como las emociones, pero de un fuego mucho más estable porque no está sometido al devaneo de la psiquis ni al juego de las dudas de la mente.

 

La sabiduría

La sabiduría no es llenarse la cabeza con ideas que nunca se aplicarán (por miedo, por cobardía o por comodidad); sabiduría es aprender a vivir, a evolucionar, llegar a sentirse más firmes y seguros.

Es evidente que para llegar a la sabiduría hay que atravesar muchos caminos desconocidos, hay que abrirse paso por la intrincada selva de las experiencias. Quedarse atrás por miedo, creer que evitaremos estos encuentros con lo desconocido es, apenas, aplazar el sentido inexorable de la vida, y vivir lo que nos queda por delante con la sombra permanente del temor, de lo que se pudo hacer y no se hizo…

La vida es un tesoro de sabiduría cuando se aprende a vencer el miedo en cada paso. Se trata de tu vida, de tus pasos. No tengas miedo.

 

El cofre de oro de los mejores recuerdos

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Todos tenemos, más profunda o superficialmente escondido, un baúl de recuerdos, algunos agradables y reconfortantes, otros melancólicos e hirientes. Pero son todos nuestros y los queremos como tales porque forman parte de ese tesoro que son las experiencias, los hechos que hemos vivido y que se nos han vuelto imborrables. Nadie guarda recuerdos anodinos e indiferentes al corazón. Un tesoro puede ser de oro o de hierro, pero vale por lo que representa.

Allí, en ese baúl de recuerdos que se agranda con el paso del tiempo, encerramos nuestras joyas más preciosas, que brillan con solo evocarlas y que conservan el peso de lo válido y permanente. Es nuestro particular cofre de oro.

 

Tú puedes formar cadena… tú puedes construir el futuro

Lo nuestro es comprender. Nuestra comprensión ha de ser puente; lo nuestro es querer saber más; lo nuestro es conocer la verdad, nuestra verdad y la de los demás; entender lo que somos todos y lo que somos cada uno de nosotros; tener piedad por todos nosotros y tener piedad por cada uno de nosotros. Y extenderla como un río, porque será la única forma en que logremos unir hombre con hombre, corazón con corazón, alma con alma, hasta que ese conjunto pueda recibir el digno título de humanidad, hasta que la humanidad entera pueda estar unida con Dios. La cadena empieza con cada mano que se une con otra mano, y la cadena —al menos para nosotros, en esta dimensión y en este momento— terminará cuando todos, en conjunto, podamos sentirnos fuertemente ligados a la Divinidad.

One Comment

  1. Hermoso , bellas palabras que nos llenan el alma y nos hace reflexionar

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