Filosofía — 1 de octubre de 2024 at 00:00

Tomás de Aquino, filósofo y teólogo

por

Tomás de Aquino

Contexto histórico

Siglo XIII: históricamente este siglo se encuadra en una fase de renacimiento económico y cultural que sucede al gran periodo de decadencia provocado por la caída del Imperio romano y la expansión musulmana en el Mediterráneo.

El siglo XIII viene a ser la culminación de una serie de fenómenos económicos y sociales que empezaron a gestarse en los siglos X y XI con el progreso rural, la revolución comercial y el auge del artesanado, así como un gran aumento demográfico.

Hay también un fuerte florecimiento de la clase artesanal burguesa, que se organiza en tres niveles: maestros, oficiales y aprendices, siendo los primeros los que ostentaban el poder.

Entre los siglos XI y XIII se produjo en Europa Occidental un considerable aumento de la población. La causa determinante fue el progreso de la agricultura. Pero dicho aumento no solamente se notó en el campo, sino también en las ciudades, que aumentaron su tamaño por las posibilidades de trabajo que ofrecía la revolución comercial.

Es la época de las grandes catedrales —se produce entonces el tránsito del románico al gótico— y la aparición de las universidades, ya que tanto unas como otras no hubiesen podido existir en un mundo exclusivamente rural y demasiado pobre.

Contexto cultural

Uno de los primeros elementos culturales de este siglo es la creación de las universidades, nacidas generalmente de las escuelas catedralicias. Aparecen las órdenes mendicantes como expresión del ideal evangélico (llamadas así por no vivir de sus rentas sino de las limosnas de los demás): carmelitas, franciscanos, dominicos y agustinos.

Los mendicantes son frailes que viven en conventos dentro de las ciudades, mientras los monjes (benedictinos), con más poder adquisitivo, lo hacían en monasterios que estaban fuera de las ciudades y poseían grandes terrenos para su manutención.

Una de las universidades más influyentes durante este siglo XIII fue la de París, dedicada a las artes y la teología. Pero en esta universidad van a producirse dos acontecimientos muy importantes. Uno es la llegada de unos maestros nuevos, procedentes de las órdenes de los franciscanos y dominicos, que van a destacar por su dedicación en las labores docentes y también en las de investigación. Y, por otra parte, la llegada de las traducciones del gran filósofo Aristóteles, las primeras de las cuales van a revolucionar el mundo de la enseñanza.

Tomás de Aquino

En estas universidades se va a imponer un método filosófico de enseñanza denominado escolástica. Dicho método consta de tres niveles:

Lectio: lectura, explicación y comentarios del profesor de los textos de una materia.

Quaestio: basado en que los alumnos planteasen preguntas y dudas a lo que se había explicado anteriormente en la lectio, y que además argumentasen a favor o en contra.

Disputatio: fase última donde el profesor responde a las preguntas de los alumnos y termina con unas conclusiones, la determinatio.

Esta es, grosso modo, una escena sobre la realidad histórica y cultural que espera la llegada de este gran filósofo y pedagogo que fue Tomás de Aquino.

Tomás de Aquino

Tomás de Aquino nace en el castillo de Rocasseca en la provincia de Nápoles a finales de 1224, aunque algunos autores nos dicen que fue a principios de 1225, en el seno de una familia numerosa. Su padre Landolfo era descendiente de los condes de Aquino, y su madre Teodora era hija de los condes de Teate.

Empezó muy temprano con sus estudios, concretamente a la edad de cinco años, en la abadía de Montecasino, ya que por aquel entonces su tío era abad en dicho convento. Bajo su cuidado cursó estudios de gramática, latín, música, moral y religión, aunque tuvo que abandonar el monasterio cuando el emperador Federico II decretó la expulsión de los monjes.

Tras pasar una estancia con su familia, comenzó sus estudios en la universidad de Nápoles e ingresó en la orden de los frailes dominicos, lo que creó una fuerte oposición en su familia y, sobre todo, en su madre, ya que deseaban para él una brillante carrera y la sucesión, a la muerte de su tío, como abad de Montecasino. Como su padre había fallecido y Tomás tenía entonces dieciocho años, no pudieron hacer nada, aunque su madre consiguió el permiso de Federico II para que sus dos hermanos, miembros del ejército imperial, lo detuvieran.

Tras esta detención, permaneció retenido durante casi dos años en el castillo de San Giovani, aunque por ello no dejó en ningún momento de orar, leer, y estudiar. Pero los frailes dominicos formularon una queja, que fue atendida y que propició que fuera puesto en libertad, tras lo cual se trasladó a París.

Durante estos años estuvo al cuidado del obispo Alberto Magno, quien pronto se dio cuenta del talento de Tomás y lo convirtió en su discípulo. Juntos entablaron una duradera amistad y además pertenecían a la misma orden de los dominicos. Con el paso del tiempo, fue nombrado profesor, y es en esta época cuando va a iniciar su vida literaria y pública junto con su trabajo académico.

Después de permanecer en París durante años regresa a Nápoles, ciudad donde había comenzado por primera vez a ponerse en contacto con el mundo del estudio, la lectura y la oración. El papa Urbano IV lo llamó a su lado y lo convirtió en teólogo de la casa pontificia. Le encargó libros y el oficio de la fiesta del Corpus Christi para la que compuso el famoso himno litúrgico «Pange lingua».

En 1274 sale de viaje para acudir al II Concilio de Lyon convocado por el papa Gregorio X, pero no llegó al final de su viaje, ya que fallece el 7 de marzo de 1274 en la abadía de Fossanova; tenía entonces cuarenta y siete años. La Iglesia lo canonizó como santo Tomás y como patrón de las universidades; su festividad se celebra el 28 de enero.

Tomás de Aquino
Abadía de Fossanova

Un dato curioso sobre santo Tomás es una carta que escribe a un discípulo, en la que da toda una serie de consejos y normas de cómo estudiar:

* Que por los riachuelos y no de golpe al mar procures introducirte, ya que conviene ir a por las cosas difíciles a través de las más fáciles.

* Sé tardo para hablar e incorpórate tarde a los coloquios.

* Depura tu conciencia.

* No abandones el tiempo dedicado a la oración.

* Muéstrate amable con todos.

* No pretendas conocer con todo detalle las acciones de los demás.

* En lo que dicen o hacen los mundanos no te impliques de ninguna manera.

* No dejes de imitar los ejemplos de santos y hombres buenos.

* Lo que leas y oigas, esfuérzate en entenderlo.

* Acerca de los asuntos dudosos, cerciórate.

«Si sigues estos consejos podrás alcanzar aquello a lo que aspiras».

Suma teológica

Su vida fue leer, meditar, estudiar, enseñar… Es autor de obras como De ente et essentia (Sobre el ente y la esencia), De principis naturae (Sobre los principios de la Naturaleza), De Veritate (Cuestión disputada sobre la verdad). Suma contra gentiles

Pero vamos a detenernos en la considerada más importante, la Suma teológica: en esta obra se basa en el concepto de Aristóteles para tratar la cuestión de la existencia de Dios. Dice que para conocerlo existen cinco vías:

Vía del movimiento. Para explicar esta primera vía, toma la definición de Aristóteles de potencia y acto. Todo lo que está en potencia tiene la capacidad de convertirse en otra cosa. Por ejemplo, una semilla que se convierte en árbol. En este caso, el movimiento es el paso de la potencia al acto.

Tomás está de acuerdo con eso, pero añade que lo que se mueve, es decir, el paso de potencia a acto, es porque algo o alguien lo mueve. La semilla ha necesitado tierra, aire, sol… Todo aquello que se mueve es movido por algo externo y tiene que haber un motor inicial que ponga en marcha ese movimiento, y ese motor es además inmóvil. Es necesario llegar a un primer motor que no sea movido por nadie, y ese motor es el que todos entienden como Dios.

Vía de la causa eficiente, otro concepto de Aristóteles que nos habla de la causa por la cual se produce un efecto. Por ejemplo, la causa de que exista una silla de madera es que hay un carpintero que la hace. Pero al principio debe haber una causa eficiente. A esta primera causa, que es la causa de todo lo demás es a lo que santo Tomás denomina Dios.

Vía de la necesidad. Los seres nacen y mueren, porque pueden o no existir. Los seres necesarios no pueden no existir, la única posibilidad es que existan. Ha de haber entonces algún ser que siempre haya existido, a eso es a lo que llamamos Dios.

Vía de los grados de perfección. Todas las cosas, en mayor o menor medida, son poseedoras de atributos. Esto implica que ha de existir un modelo respecto al cual establecer una comparación entre las cosas por sus atributos. Existe, por consiguiente, algo que es para todas las cosas causa de su ser, de su bondad y de todas sus perfecciones, y a esto llamamos Dios. Para Tomás los valores como la nobleza, la bondad, la belleza…, son una de las maneras de acercarse a Dios.

Vía de la finalidad. Todos los seres tienen una finalidad; los seres inteligentes tienden a fines más elevados, pero obran también conforme a un fin, y de la misma manera necesitan una inteligencia más elevada que los guíe y conduzca hacia el cumplimiento de su finalidad. Esta inteligencia que dirige a todas las demás es lo que llamamos Dios.

Filosofía

Ética. La ética de Tomás presenta ciertas similitudes con la de Aristóteles, pero también grandes diferencias. Concretamente está inspirada en la obra Ética a Nicómaco. Está de acuerdo con que toda acción tiene un fin, y el fin es el bien de una acción. Hay un fin último hacia el que tienden todas las acciones humanas y es al que Aristóteles llama felicidad.

Santo Tomás está de acuerdo en que esta felicidad no puede basarse en poseer cosas materiales, e identifica esa felicidad con la contemplación beatífica de Dios. Nos dice que, como la vida del hombre no se agota en la tierra, dado que el hombre es un ser inmortal, el fin último de sus acciones trasciende la vida terrestre y va hacia la contemplación de la primera causa y acción: esa causa y acción es a lo que conocemos como Dios.

Nos dice entonces que la felicidad que el ser humano puede alcanzar sobre la tierra es incompleta. Pero para llegar a esa contemplación de Dios, el hombre necesita unos elementos que lo hagan posible, y al igual que Aristóteles, dice que hay dos clases de virtudes: las morales y las intelectuales. Por virtud entiende también un hábito selectivo de la repetición mediante actos buenos y que la virtud consiste en un término medio.

Psicología. Según santo Tomás, la naturaleza del hombre está constituida por alma y cuerpo. Sigue, pues, a Aristóteles al afirmar la unidad de la sustancia humana. Tomás dice que el alma de los animales irracionales depende del cuerpo para todas sus operaciones y se corrompe cuando se corrompe el cuerpo, pero el alma racional no puede ser afectada por tal corrupción.

Razón y fe. Para el de Aquino no hay conflicto entre la razón y la fe, no son ideas contrapuestas, sino que es posible que entre estas exista armonía y concordia, pero siempre la fe tendrá preponderancia sobre la razón. Esta armonía se demuestra con el hecho de que hay verdades que son a la vez de razón y de fe (la inmortalidad del alma, la existencia de Dios); entonces, por ejemplo, razón y fe son dos caminos para llegar a la misma verdad.

En caso de que se consigan ideas contrapuestas, basadas unas en la fe y otras en la razón, las vinculadas con la fe siempre serán superiores.

La antropología tomista y la teoría del conocimiento

Santo Tomás le concede al hombre la aplicación de la teoría aristotélica del hilemorfismo (la etimología de hilemorfismo nos lleva a los vocablos griegos hýle, que puede traducirse como materia, y morphé, que se traduce como forma). Este concepto da nombre a una teoría desarrollada por Aristóteles, quien era de la opinión de que el cuerpo está compuesto por la forma y la materia. Pero, aunque aceptaba esta idea, añadió que la materia es el cuerpo y la forma el alma, y que cuando el cuerpo muere y se descompone, el alma subsiste, ya que es inmortal.

La concepción del ser humano está en estrecha relación con el problema del conocimiento. Para santo Tomás y Aristóteles, el conocimiento comienza con la experiencia sensible:

El conocimiento se inicia cuando los sentidos captan un objeto.

Su imagen se graba en la imaginación y además queda conservada en la memoria.

La capacidad de abstraer elimina los elementos individuales y concretos, dejando solo lo esencial.

Epílogo

La vida de Tomás de Aquino fue corta, muy corta. Pero él, como si quisiera de alguna manera compensar una cosa con otra, se encargó de que fuera muy fructífera. Hay algo que no podemos obviar y que siempre irá ligado a Tomás por su carácter de conocimiento, de alma mater, de enseñanza, y es la aparición de las universidades; tanto es así que muchos autores, como una especie de paradoja, lo comparan como algo parecido a un arquitecto de la universidad.

La humanidad, con el transcurrir de los siglos, siempre ha buscado de alguna manera el conocimiento, la sabiduría. Filósofos, teólogos, historiadores, a través de sus estudios, enseñanzas, así como también sus formas de vivir la vida y sus ejemplos, tratan de buscar ese hombre sabio, íntegro, tanto por dentro como por fuera, ese hombre que un día desarrollará todas sus potencias y posibilidades.

La acepción de alma mater atribuida a las universidades nos habla del trabajo de estas grandes catedrales del saber, como también se las denomina, al igual que una verdadera madre, de engendrar y transformar al hombre por obra de la ciencia y el saber. Un hombre capaz de concebir un ideal y de gobernar su propia vida para llevarla a feliz término.

Tomás de Aquino no fue lo que hoy en día entendemos como profesor. Fue «maestro». Por sus méritos es el maestro, aun de los que saben; maestro de vida, de moral y de doctrina, todo un ideal de educador integral.

Su vida fue leer, investigar, memorizar y enseñar, pero —dado nuestro trabajo de buscar también la sabiduría para ir transmutándonos— me gustaría hacer hincapié en una virtud que poseía Tomás de Aquino. Él escribió: «Es mejor transmitir a los demás las cosas estudiadas que contemplar solo».

Al ideal griego de la sabiduría unió el ideal cristiano del amor, y al igual que los filósofos tratamos de transmitir el amor al conocimiento como hacían las antiguas escuelas de filosofía, Tomás de Aquino nos transmite a modo de lema: «Es mejor dar que recibir».

Bibliografía

Santo Tomás de Aquino. Varios Autores. Ed. Gredos.

«Aristóteles, la virtud de saber». R Historia Coleccionista N.º 4.

«Santo Tomás de Aquino». Muy Interesante Historia.

Santo Tomás de Aquino: Filosofía medieval…… Varios Autores Ed. Boreal

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

es_ESSpanish