Nuestra revista de este mes hace honor a una tendencia hacia la diversidad de nuestros contenidos, y a la vez mantiene el objetivo unificador. En nuestro caso es la búsqueda del conocimiento, o la sabiduría, desde una perspectiva holística, en armonía con un eclecticismo consciente, que nos pone a salvo de las tenebrosas intenciones de un pensamiento único que rechaza cualquier punto de vista que no sea el marcado por rígidos cánones, y del nihilismo, por otra parte, que niega la posibilidad de lo bueno, lo bello, lo justo y lo verdadero.
Uno de los elementos que nos ayudan a mantener la cordura es la lectura como ejercicio, acompañada también por la escritura. Dos actividades que dan sentido a nuestros deseos de saber y comprender. Sin ellas, es probable que las opiniones que surgen de nuestra ignorancia consentida nos lleven a una confusión que nos impediría tomar decisiones sensatas en nuestras vidas, por poner un ejemplo de desamparo.
De ahí que la apología que lleva a cabo uno de nuestros colaboradores sobre lo que rodea a la actividad de la lectura y la escritura es fundamental en estos tiempos negacionistas donde se desdeña todo lo que signifique cultura, filosofía, ciencia, historia.
Hay muchos autores que nos pueden servir de guías para vivir y enseñarnos a movernos en la complejidad que nos rodea, donde casi nada es lo que parece.