Filosofía — 1 de febrero de 2025 at 00:00

La escatología y el misterio de la muerte

por

misterio de la muerte

La palabra escatología proviene de dos palabras griegas que significan ‘último’ (ἔσχατος) y ‘estudio’ (-λογία). Se trata del estudio de las «cosas finales», bien el fin de la vida individual, o el fin de los tiempos, o el fin del mundo, así como la naturaleza del reino de Dios. Toda revelación sobre el fin del mundo está envuelta en misterio.

La escatología trata del misterio de la muerte: ¿que nos espera?, ¿hay algo más? ¿Qué ocurre con mis actos en vida? ¿Por qué debo tener unas normas básicas? Son tantas dudas, tantos miedos, tantas inquietudes, o tantas certezas según quien lo encare.

Sentirse libre de todos estos pesos es un anhelo de todo ser humano, y cada uno debe encontrar la vía, el camino, la doctrina que, al menos, nos dé esperanza de algún sentido de esta vida.

Es, por lo tanto, muy amplio el camino de obtener como objetivo estas respuestas y darles un orden con el que comprender profundamente y sin ingenuidad lo que podríamos definir como la gran esperanza del más allá.

Como he dicho, son tantos y tan amplios los caminos como los tipos de personas que los recorren. Los medios varían según religiones, culturas, civilizaciones y épocas en la historia. Cada una nos envuelve y nos influye de un modo muy particular y cada uno es libre de elegir, si se puede decir así, o de obedecer una u otra tendencia desde la que iniciar y orientar su propia existencia.

Generalmente, las que tienen mayor capacidad y amplitud de acción han sido, hasta ahora, las diferentes religiones predominantes en cada zona. Son las que más profundos estudios tienen, con sus Escrituras sagradas, sus manuales, sus tesis, sus guías y un sinfín de aspectos que, perfecta y continuamente actualizados, hacen imposible poder rebatirlos. Hay que sumarle, además de ser la mejor guía de realización para los hombres y mujeres, el estar firmados, sellados y lacrados por «el mismísimo Dios».

Hay multitud de religiones, unas más extendidas que otras y con mayor influencia, pero todas parten de una idea común inamovible para llegar a la salvación: obediencia ciega a la palabra de su Dios.

Deberíamos hacer referencia a los conceptos escatológicos de las antiguas culturas civilizatorias de India y Egipto, pero sería tan amplio como su mostrada grandeza que hasta hoy nos ha sobrecogido. Pero son tan extensas y tendríamos que relacionarlas con tantos elementos, aspectos y divinidades que se hace complicado dar un esbozo, aun sencillo, de lo que fueron, para simplemente quedarnos con su significado básico.

Vamos a dar unas simples pinceladas sobre las predominantes religiones monoteístas, las cuales hacen una referencia más concreta, pues al basarse en un único Dios verdadero, cada cual el suyo, no nos ofrecen tanta distracción ni tanta variedad de posibilidades ante el destino que se nos depara. Está todo muy definido, tan concretizado que hasta debemos agradecer que todo sea así de simple y directo: eres bueno, vas al cielo; eres malo, al infierno.

Cada religión tiene su propia visión escatológica según sus creencias sobre el devenir de los tiempos. En todas ellas el hombre, individual y colectivamente, trasciende el mundo terrenal y existe por la eternidad en realidades radicalmente distintas a la vida conocida, algunas de ellas dichosas (cielo) y otras de condenación (infierno).

Cristianismo

La escatología cristiana es una rama de la teología cristiana conformada por las creencias escatológicas o de las «últimas cosas» del cristianismo.

¿Qué creen los cristianos acerca de la escatología?

La escatología es el fundamento de la esperanza del gozo en Cristo. Al comprender la escatología, se puede tener una teología bien integrada que nos permita vivir una vida cristiana auténtica con confianza y esperanza. Esa vida demostrará la realidad actual del reino de Dios.

La teología cristiana se ha ocupado mucho, especialmente durante el Medievo y la Reforma, de los cuatro elementos en los que fundamenta su escatología: muerte, juicio final, cielo e Infierno.

Afecta a todos: «Está establecido para los hombres que mueran una sola vez». Inmediatamente que la persona muere, va directamente a un juicio (particular), del que devienen unos dictámenes totalmente absolutos; bien la eterna felicidad gozando del Paraíso, o bien la eterna desdicha sufriendo el desamor en el infierno. En ambos casos el dictamen se imagina corpóreo.

Para la Iglesia cristiana, la escatología, en su forma básica, implica el regreso de Jesús (parusía), el establecimiento de un reino de Dios que durará mil años durante el cual Jesús reinará, y la derrota del mal y de la muerte para siempre.

El judaísmo

Dentro de la religión hebrea ha habido siempre dos corrientes muy fuertes. Una interna que desarrolla la Cábala y otra externa completamente exotérica, que llega incluso a negar la inmortalidad del alma de la mujer que no haya concebido hijo varón.

Su concepto de salvación es diferente al de Occidente. Hay que ver que ellos no persisten tanto en esa dualidad cielo-infierno. Hablan de un mundo venidero, nombran ese Jardín del Edén como una especie de paraíso, pero la salvación es aquí, ahora.

No existe una descripción exacta del Cielo en las Escrituras judías. Muchos piensan en el Cielo como gran edén (el Jardín del Edén), que es un lugar soleado donde la gente de todas las naciones se sentará y comerá junta cuando llegue la pacífica era mesiánica.

Para ellos la salvación es siempre terrenal, es decir, aquí, donde pisamos, no en lo celeste. Son cosas tangibles lo que ellos referencian como salvación. Construir una nación judía, recuperar Jerusalén en su día y mantenerla como ese centro de su religión, son esas las cosas que ellos ven como salvación en el judaísmo. Es como si importara el conjunto más que las individualidades.

En otras palabras, la escatología del Antiguo Testamento debe tener que ver tanto con el cielo como con la tierra, tanto con el espíritu como con la materia. Por la naturaleza misma del pensamiento hebreo, no puede ocuparse de uno e ignorar el otro. El fin debe ocuparse tanto del mundo de las cosas como del mundo del espíritu.

¿Cuál es la expectativa escatológica del Antiguo Testamento?

Dios levantará un regente de la Casa de David, el Mesías judío, para guiar al pueblo judío y al mundo y marcar el comienzo de una era de justicia y paz, la era mesiánica. Los no judíos reconocerán que el Dios de Israel es el único Dios verdadero. Dios resucitará a los muertos. Dios creará un nuevo cielo y una nueva tierra.

Actualmente el judaísmo se refiere a la actualidad como la época de la redención. La salvación es aquí, ahora.

El islam

En el islam, la fe cuenta para el destino del creyente y, cuando dicho creyente haya fallecido, conoce en persona a Alá y es conducido al paraíso. Sin embargo, no recibe íntegramente su recompensa hasta el Día del Juicio. Para los impíos, el destino es sufrir en su propia tumba hasta llegar el juicio final, donde se decidirá su destino.

Según el islam, la escatología cristiana explica tan solo una parte y con muchos defectos.

En la escatología musulmana, el Paraíso se concibe como la morada definitiva de las almas de los bienaventurados, un lugar de deleite y descanso eterno reservado para los justos en compensación por sus buenas acciones terrenales. El Paraíso espiritual accesible al creyente en la otra vida se compartimenta en siete paraísos o jardines. Cada uno de los siete cielos está representado como compuesto de un material diferente, y los profetas islámicos residen en cada uno de ellos.

Desde el siglo X hasta nuestros días, la doctrina tradicional de gran parte de los eruditos musulmanes coincide en señalar que Dios bendecirá de modo especial a los «mártires de la yihad» con siete señales o recompensas. Una de ellas es la concesión a los varones de setenta y dos mujeres vírgenes («huríes»).

En el islam, el paraíso y el cielo son dos cosas diferentes. El paraíso es un lugar creado para que los creyentes residan en él. Los cielos son más bien como universos. Alá Todopoderoso creó siete cielos.

Pero más allá de los diversos y similares puntos de creencias de lo religioso, no vamos a dejar de valorar los diferentes enfoques más racionales, que, como veremos, tampoco es que den mucha luz a ese misterio que tanto nos atenaza. Pero donde pueda haber un atisbo de claridad, debe haber una razón que la respalde. Usaremos, pues, la razón de lo tangible.

La biología

Al estudiar la vida desde diferentes puntos de vista, ecológico, sistemático, evolutivo, molecular y genético para poder diferenciar y relacionar las distintas formas de vida, se obvia el aspecto natural de la muerte en el desarrollo de su estudio. Es un final y ya está. Todo lo que los cuerpos han avanzado gracias a esa evolución en sus varios aspectos antes nombrados acaba igual que como empezó, en un instante. Nada tiene trascendencia para la biología. Todo es para la vida y durante la vida. Si acaba la vida, acaba el estudio, el desarrollo de esta ciencia se detiene en cada molécula, organismo, cuerpo y, por supuesto, en cada ser vivo que deja de funcionar. Continuará la biología sus estudios de la vida y sus formas, pero ya no en ese cuerpo, sino en otros similares que mantengan constantes que estudiar, movimientos que observar, singularidades que descubrir.

El científico Kevin Peter Hand se pregunta en su libro Alien Oceans si existe la vida más allá de la Tierra como referencia de estudio para ampliar a todo un universo.

No habla del final de la vida como un nuevo proceso para el ser humano. Pero sí se preocupa mucho del origen de esta vida no solo en la Tierra, sino que busca posibilidades en el universo, en principio cercano, en nuestro sistema solar, puesto que, si no se encuentran formas de vida en nuestros planetas cercanos y sus satélites a los que se está empezando a estudiar muy básicamente, la vida en la Tierra sería algo casi excepcional, una singularidad biológica única. Pero si, por el contrario, nuestros planetas poseen esa característica vital, entonces estaríamos ante un descubrimiento que al menos nos diría que el origen de la vida no es un proceso exclusivista, sino relativamente fácil; tan solo requeriría unas condiciones adecuadas para expresarse en quién sabe qué diferentes formas y aspectos.

Hace referencia, evidentemente, al aspecto corporal y físico, a nuestro cuerpo, pero dice que nuestras células están ya programadas para morir en un tiempo determinado. Es decir, que más allá de la posibilidad de enfermedades, accidentes, depredación, desastre natural o inducido (suicidio, homicidio, eutanasia, accidente, pena de muerte, desastre medioambiental, etc.), está la muerte natural llamada «apoptosis», que hace referencia a la caída de las hojas en los árboles. Parece ser que, así como un árbol pierde sus hojas, llega un punto en que las células del cuerpo se suicidan por haber llegado a un límite temporal. Una especie de obsolescencia programada para la maquinaria de nuestro organismo.

Ciencia

Tomaremos como referencia al doctor Manel Sans Segarra, quien, como él mismo cuenta, comenzó a interesarse por las experiencias cercanas a la muerte por todo lo que le contaban los pacientes a los que, habiéndolos tratado con diagnóstico de muerte clínica, él había reanimado. Resume sucesos similares contados con anterioridad pero que, aquí, se afirman y referencian de forma más actualizada, con una preocupada gran investigación de conceptos no solo religiosos, sino de aspecto espiritual, científico-técnico, psicológicos y todos los aspectos propios de la materia, para dar una veracidad profunda basada en una seria documentación que la avale.

Sobre el miedo a la muerte opina que, hoy en día, surge de la identificación exagerada con este materialismo actual. Esa identidad de la sociedad materialista es lo que define como ego. Como el ego se fundamenta totalmente en la materia, en el cuerpo, y todos sabemos que la muerte es una realidad, cuando desaparece el cuerpo el ego desaparece. Hoy impera el ego, el ego sabe que la muerte supone su fin y ese es el sufrimiento del miedo a la muerte.

Habla de que esta concepción de la muerte no es nuestra realidad. Para poder explicar la muerte dependemos totalmente de nuestra concepción existencial. Si nos basamos únicamente en el ego, con la muerte desaparece todo. Ese paso a lo desconocido es dejar todo, amigos, familiares, bienes materiales por los que tanto hemos luchado e incluso malgastado nuestro tiempo y dinero, nuestra vida.

Venimos sin nada y nos vamos sin nada.

Pero tenemos otra realidad existencial basada en nuevas pruebas reales, objetivas, fundamentadas en una base científica, que nos permiten demostrar que, después de la muerte, continúa nuestra realidad existencial, eso que se llama la conciencia no local, la supraconciencia o espíritu. Nuestra verdadera identidad, eso que nos hace únicos y exclusivos persiste; por lo tanto, el cuerpo es solo una funda que nos envuelve y es temporal. Pero nuestra autentica identidad persiste.

Y otro factor que nos condiciona es que tenemos un instinto de conservación que nos une a la vida. Los jóvenes, en particular, temen al futuro. La mayoría de nosotros estamos preocupados por el futuro de nuestro planeta. Las guerras, los ataques terroristas y las tragedias humanitarias de principios de este milenio contribuyen a un estado colectivo de ansiedad, a la «cronofobia».

Filosofía

La muerte es una dimensión de la vida. Para Martin Heidegger, filósofo existencialista, la muerte es el acontecimiento esencial en la aventura humana. La muerte es un misterio, la consideramos como el momento de decir adiós a todo, es el viaje de irás y no volverás. ¿Por qué nacimos, si vamos a morir?

¿Qué responder a eso? Pues que en el mismo hombre está la respuesta a su inmortalidad. Hay un principio que es mortal-energético, y otro que es mortal-material. Este último sí tiene una existencia evidente; aun así, es limitada.

Al no poder colocar nuestra inmortalidad en lo más alto de nuestra espiritualidad, surge esa necesidad de perpetuarse en la materia: un hijo, una familia, una obra artística, en lo cotidiano. Y ahí está lo perecedero, lo que nos da sensación de mortalidad, de pérdida, ya que todo eso es circunstancial, tiene una existencia relativa.

Hay una necesidad de experiencias, pero para aprender es necesario vivir, ir evolucionando, y para ello es necesario el tiempo. Esa es la idea del eterno retorno, esa necesidad de eternizar un tiempo unido más allá de la conciencia, que nos permita esa continua posibilidad de evolucionar como individuos. Si evolucionamos como especie, mejorando los cuerpos y nos adaptamos a las nuevas formas materiales, ¿por qué nos vamos a negar esa misma evolución en lo espiritual? Si avanzamos en la especie será porque avanzamos en lo individual.

Los clásicos precristianos, en general, tenían una concepción cíclica del tiempo (Pitágoras, Platón, Aristóteles, los estoicos, por no hablar de la concepción filosófico-religiosa del hinduismo y el budismo). Esta concepción estaba tomada, en cierto modo, de los ciclos de la naturaleza.

La creencia en el renacimiento o migración del alma fue expresada por ciertas figuras históricas de la antigua Grecia, como Pitágoras, Sócrates y Platón.

¿Qué es la muerte según Aristóteles?

Aristóteles dice que el alma tiene dos partes: una, la parte pensante, que sigue existiendo después de morir porque es inmaterial; y la otra, la parte relacionada con emociones y sentidos, que desaparece con el cuerpo.

Su diálogo Eudemo, por ejemplo, refleja la visión platónica del alma como prisionera del cuerpo y capaz de una vida más feliz solo cuando se ha dejado atrás el cuerpo. Según Aristóteles, los muertos son más bendecidos y felices que los vivos, y morir es regresar al verdadero hogar.

Algunos filósofos creen en la inmortalidad del alma o en la reencarnación como Platón. Es probablemente el filósofo más conocido por su creencia en la inmortalidad del alma. En su obra, sostenía que el alma humana existía antes de nuestro nacimiento y continuará existiendo después de la muerte. Pero Platón considera que nacer y morir son procesos que experimenta el cuerpo, no el alma, pues esta es inmortal.

Platón es el principal exponente del que tenemos noticia de la reencarnación en los griegos. En la obra Fedro, escribe cómo el alma humana, de acuerdo con el descubrimiento de la verdad que haya alcanzado, nacerá en un tipo de cuerpo o en otro.

El hombre es un ser que tiene dos dimensiones, cuerpo-alma. Platón presenta tres pruebas de la inmortalidad del alma: una en el Fedón; otra, en la República; y otra, finalmente, en el Fedro

Deberíamos referirnos entonces a esa ley de ciclicidad, a los ciclos, aquello que se refiere a lo que vuelve a recomenzar, pero no desde el punto mismo en que se detuvo, sino desde un paso más allá. Nunca se comienza desde un mismo punto, aunque sí tal vez de un mismo lugar.

Así, para explicar o hablar sobre qué es la muerte, sobre ese fin de la vida, del fin del mundo, deberíamos hacer referencia a que no existe la muerte, sino que se expresa en otra forma de existencia a la que llaman muerte en contraposición a vida… Es la vida UNA, donde hay un movimiento cíclico por el cual todo avanza hacia una misma realidad-Dios. Y esa ley es una ley de la naturaleza. A nivel humano es un reflejo de ella. Somos parte de esa naturaleza, estamos incluidos en ella y sería absurdo pensar que ella es una realidad y nosotros otra diferente.

La palabra ciclo proviene de la raíz circulo, significa ‘círculo’. Es esa trayectoria que vuelve como a recomenzar, que vuelve a su punto de inicio. Y una trayectoria implica movimiento, pero movimiento de avance hacia algo. En ese avance ya no se vuelve nunca sobre el mismo lugar exacto. Todas las demás opciones anteriores, y en la actualidad, referencian una trayectoria lineal, y es por eso por lo que tienen ese punto de vista tan rebuscado de la vida.

Podemos ver esos ciclos en nosotros mismo en cualquiera de los movimientos propios de nuestro cuerpo. Nuestra respiración, por ejemplo, es cíclica; nuestro corazón, rítmico, que es cíclico en sí, etc.

Pero como filósofos miramos dos veces las cosas y vemos que todo ciclo debe tener más de un solo aspecto. Hay un aspecto repetitivo y formal en el ciclo, que cumple un trabajo concreto en la materia. En nuestra respiración sería el de soporte vital, el de mantener la vida. Como el resto de órganos del cuerpo. Pero más allá de eso, debe de haber una finalidad. Cuál sería esa finalidad más allá del cuerpo físico es donde se responde a ese aspecto escatológico. La repetición, por sí sola, tiene un pobre sentido. Debe de existir otro motivo que emerja de esa repetición y que sea diferente a ella y más elevado.

Sería interesante preguntarse en todos los ciclos: esta repetición, ¿qué objetivo tiene?, porque si encontramos la respuesta, estaremos encontrando ese sentido de la vida.

Conclusión

Debemos entonces valorar las diferentes visiones sobre la vida y la muerte, sobre cuerpo, alma y espíritu, y ver más allá de los conceptos que cada opción nos muestra como vía. Unos nos hablan de un único camino en Dios; otros, de ciclos de vida, ciclos de la naturaleza.

Una religión pone límites a la identidad y vive a través de intermediarios, que son los que limitan y por eso son tan poderosas. Una espiritualidad no pone límites, cada uno puede seguir avanzando hacia Dios.

Sin embargo, una crisis religiosa lleva al auge de la espiritualidad; por lo tanto, necesitamos esa crisis para seguir avanzando.

Necesitamos entender esas leyes de la naturaleza para aprender de ellas, aprehender, tomar y hacerlo nuestro. Los ciclos refieren desequilibrio, avance; todo avanza y, por lo tanto, debemos ver esas repeticiones cíclicas como un avance. De estos ciclos repetitivos siempre se obtiene algo, algo que hace avanzar a la naturaleza, a los seres vivos.

Pero de repetir por sí solo no lo obtendremos, necesitamos poner conciencia en lo que estamos haciendo y no repetir algo mecánicamente, sin fijarnos. Así no obtendremos todo lo que podríamos obtener. Se requiere que exista un elemento inteligente en la repetición. Cuando hablamos de la naturaleza, el elemento inteligente lo pone la naturaleza, ahí el ser humano no interviene. Pero cuando los ciclos nos afectan a nosotros, como tenemos la capacidad de elegir y de actuar, tenemos ese libre albedrío. Si caemos en la mecanicidad cíclica inconsciente, no nos aprovecha para nada, o casi nada. Sin conciencia no hay aprendizaje.

Las decisiones de nuestra vida las hacemos nosotros con nuestro libre albedrío, en una vida que se repite cíclicamente, y ahí sí tenemos que poner conciencia si queremos avance. Esa repetición cíclica consciente nos lleva a una práctica; de ella obtenemos una destreza y un sentido de la vida. Y ese sentido de la vida es la pregunta con la que hemos iniciado esta exposición y con el concepto que también la terminará: un ciclo, un concepto, un avance, ¡espero!…

Bibliografía

Kevin Peter Hand. Alíen Oceans.

Manuel Sans Segarra. Doctor en medicina y cirugía. Entrevistas y conferencias YouTube:

«La ciencia lo dice: la muerte es solo el principio».

https://www.youtube.com/watch?v=tRKUnBuvbxs

Conferencia. «¿Existe vida después de la muerte?».

https://www.youtube.com/watch?v=1VYMJd_0K5Y

La demostración científica de que la reencarnación existe. «Hay vida después de la muerte». https://www.youtube.com/watch?v=gqQ3ANaBWtA

Somos uno-(Explicación científica).

https://www.youtube.com/watch?v=Gp2IwN4XhKw

La supraconciencia existe. https://www.youtube.com/watch?v=c5ewaGJ5AuA

Aristóteles. Eudemo.

Platón. Fedro, Republica, Fedón.

Jorge Ángel Livraga. La vida después de la muerte (Colección Perlas de Sabiduría). Ed. NA.

Delia Steinberg. Inmortalidad, resurrección, reencarnación (Colección Perlas de Sabiduría). Ed. NA.

José Carlos Fernández. «Fuego y luz, símbolos de la unidad en la diversidad». Tema desarrollado para el Día Mundial de la Filosofía 2024.

https://www.youtube.com/watch?v=3VdBU0C5yrg

Nuevaacropolismadridclineal Nueva Acrópolis España:

CONFERENCIA: «El ser humano frente al misterio de la vida y de la muerte». https://www.youtube.com/watch?v=MJ5LB3I0o5Q

Tertulia Filosófica: «Ciclos en la Naturaleza y en el ser humano». https://www.youtube.com/watch?v=VBk4WbxMHvQ

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

es_ESSpanish