Arte — 1 de abril de 2011 at 00:02

Música electrónica: crónica, creación y estilos

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Los jóvenes se juntaban a bailar en lugares extraños y a veces con cierto aire de misterio… fábricas abandonadas o espacios verdes alejados del centro de la ciudad. Eran como pequeños conciertos con el ánimo de Woodstocks, pero sin escenarios y sin guitarras, solo pinchadiscos o músicos que usaban máquinas y samplers como herramientas, poniendo música para que la gente bailara.

El siglo XX llegaba a su última curva. La música, como tantas otras expresiones, también mostraba signos de que algo debía pasar.
El rock había sido uno de los grandes fenómenos que influenciaron los oídos y las actitudes de varias generaciones que crecieron a su luz. Aire nuevo, gritos de libertad, planteos sociales, lucha contra sistemas opresores, defensas masivas del amor, etc etc. Estas y muchas otras cualidades mostraron el rock y sus derivados durante varias decenas de años.

Pero la segunda mitad de la década de los noventa mostraba un cierto vacío; el rock, ya convertido en parte de lo establecido,  evidenciaba signos de pereza, repleto de actitudes y síntomas a los que el propio rock se enfrentaba en sus raíces: prejuicios, burocracia, fórmulas consumistas, recetas compositivas rígidas, y hasta machismo y xenofobia.
Durante esos últimos años del milenio anterior, en el sur del mundo (Buenos Aires) empezamos a tener noticias de que algo estaba sucediendo con la música en Londres y en algunos otros puntos europeos caracterizados por marcar tendencias. Estaba vinculado con la música de discotecas de los 70 y 80 pero con una vuelta de tuerca en cuanto al contexto y al impacto social.
Los jóvenes se juntaban a bailar en lugares extraños y, a veces, con cierto aire de misterio… fábricas abandonadas o espacios verdes alejados del centro de la ciudad. Eran como pequeños conciertos con el ánimo de Woodstocks pero sin escenarios y sin guitarras, solo pinchadiscos o músicos que usaban máquinas y samplers como herramientas, poniendo música para que la gente bailara.

Un nuevo código
Empezaron a gestarse también en Buenos Aires algunos rincones con esas características y de a poco la propuesta fue ganando lugares y adeptos. Incluso gente impregnada de grandes clásicos del mundo roquero fue soprendiéndose gratamente con este nuevo formato de fiestas y reuniones que trascendían las fronteras literales de la música, para convertirse en un nuevo espacio de convivencia y respeto. Un nuevo código que ignoraba diferencias estéticas, prejuicios raciales o sexuales; el requisito imprescindible: divertirse disfrutando de las libertades individuales respetando a los demás. Tan básico como degradado en otros ámbitos. Entrar a un lugar público, dejar tus pertenencias en un rincón e irte a bailar, para regresar varias horas después y encontrar tus cosas intactas, es un detalle no menor, al menos en el mencionado sur del mundo. No hacían falta las fuerzas de seguridad, no hacía falta un portero que decidiera qué ropa era la adecuada; solo hacía falta adaptarse al básico y valioso código de convivencia. La música como principal protagonista de un juego colectivo, que proponía no hablar demasiado, bailar, y regalar un buen gesto a quien se cruzara por delante.
Hablamos en pasado porque, como casi todo, el paso del tiempo deja huellas y las impurezas van ganando lugar… ya las cosas no son como eran. Hoy podemos encontrar música electrónica en muchos sitios, pero no en todos se puede respirar ese aire distendido y sonriente, aunque los sigue habiendo… Y mientras haya gente que apueste por el respeto y la buena energía, los seguirá habiendo.

El personaje “DJ”
Hablando particularmente de música, y sabiendo que el perfil de la revista no es para expertos melómanos, podemos abordar algunos detalles que pueden ser interesantes a partir de algunas preguntas generales.

¿Quién es este personaje llamado DJ que en otro momento apenas era un empleado más de la discoteca, y ahora se convirtió en protagonista?
Pues, simplemente, es el pinchadiscos que musicaliza el ambiente, solo que en lugar de dedicarse a poner lo que tradicionalmente era la canción de moda para que todos bailen, o seguir la lista de canciones a las órdenes del dueño de la casa, el DJ plantea una propuesta personal. Una idea de sesión, en la que el orden de las canciones que van sonando, y la secuencia de climas, tienen un hilo conductor que maneja la atmósfera del lugar, la velocidad y la intensidad de la reunión… y en algunos casos hasta se cuentan historias, que tienen sus momentos de introducción, de desarrollo y desenlace, todo a través de esas canciones (o fragmentos) que el DJ decide sacar de su maleta y compartir con el resto de los invitados a la fiesta.

¿Por qué se dice que los DJ “tocan” si en su mayoría apenas usan la música que hizo otra persona?
Pues bien, las explicaciones pueden ser varias, intentaremos dar algunas:

En primer lugar se debe a un tema idiomático. En inglés el verbo “play” se usa tanto para quien  toca un instrumento como para quien presiona el “play” de un reproductor… En consecuencia, la labor de un dj ubicada en un punto medio entre estas dos acciones, se encuadra dentro de ese mismo verbo.

Apuntando a la parte artística, podríamos mencionar que, aunque la música sea originalmente creada por otra persona, la selección de canciones y el orden de ejecución, el tempo y el momento de la sesión donde suena cada track, son matices que modifican la atmósfera que el mismo track original produce en otros contextos… Todos estos atributos corresponden al perfil que cada dj le impone a sus sesiones. Aunque dos DJ distintos disparen el mismo track, seguramente la resultante en la pista de baile será distinta, ya que el contexto previo y posterior es distinto.

Muchos DJ suelen preproducir material, versionando o editando personalmente los tracks ajenos que utilizan, además de manipularlos en vivo mediante efectos y otra serie de recursos, con lo cual está claro que están reinterpretando y generando una nueva canción, a pesar de que originalmente haya sido creada por otra persona.

El famoso tema de las mezclas es otro gran ingrediente. El oficio de los viejos discjockeys era “enganchar” dos canciones distintas de modo que el cambio fuera agradable y no interrumpiera el movimiento de los que bailan.
Las nuevas generaciones de DJ apoyadas en las nuevas tecnologías, comenzaron a trabajar en estas transiciones entre un tema y otro, y aparece el concepto de “mezclar”… es decir, el tema que está terminando sigue sonando mientras empieza a sonar el nuevo tema. Hay un tiempo de transición donde están sonando los dos temas a la vez… La manera de resolver esta transición y las características de esa mezcla es otro de los atributos que determinan el perfil de cada DJ.

Resistencia a los cambios, característica humana
A mediados del siglo XX, cuando empiezan a hacerse populares las guitarras eléctricas, no faltaba quien decía: “guitarristas eran los de antes… los que tocaban sin necesidad de enchufar nada”. Hoy en día ya sería absurdo tratar peyorativamente a un guitarrista porque procesa su sonido.
Lo mismo sucede en otros planos y actividades; se suele escuchar “los futbolistas ahora solo son atletas; talentosos eran los de antes…”, y está más que claro que “antes” estaban los que jugaban bien y los que no, lo mismo que sucede en el presente.
La música, como cualquier otra actividad, cambia… Hoy contamos con elementos tecnológicos que nos permiten manipular, ejecutar y reinterpretar sonidos a través de nuevas herramientas, bienvenidas ellas. De todas formas, el valor artístico siempre estará en la capacidad humana y en el talento que cada uno le pone a su trabajo.

Las discusiones entre viejos formatos y nuevos formatos no solo se dan fuera de la música electrónica, sino también dentro de ella.
Las miradas conservadoras, que se estancan añorando el pasado y se niegan a disfrutar de la lógica evolución de las cosas, se dan también en los pasillos internos de la música electrónica.

Herramientas electrónicas
En el comienzo de la actividad, la herramienta utilizada era la bandeja giradisco, único elemento disponible para reproducir el único formato en que se editaba música: vinilos.
Dos bandejas y un mixer eran las herramientas imprescindibles de una cabina de discjockey.
La aparición de nuevos formatos, primero los CD y luego la informática aplicada a la música, hizo que las posibilidades y las variantes en las herramientas de una cabina fueran innumerables.
Reaparecen entonces, una vez más, las benditas viejas discusiones: ¿es mejor un DJ que utiliza vinilos o los que trabajan con formatos más nuevos y tecnología digital?
Una vez más, la respuesta no tiene que ver con los formatos de trabajo; la respuesta de qué DJ será mejor tiene que ver con la capacidad y los atributos del DJ más allá de las herramientas que utiliza.

Mezclar con platos y vinilos requiere de una gran técnica, y la complejidad para obtener un buen resultado es mayor que la que se nos presenta mezclando vía software o elementos digitales. De lo que se desprendería que los DJ de mayor nivel son aquellos que utilizan las herramientas tradicionales, pero esto lo deberíamos mirar desde otros ángulos antes de llegar a una conclusión final.
Desde los oídos de quien está en una fiesta, ¿cuán importante es si el DJ tiene mayor o menor complejidad en realizar su trabajo? Lo que el público percibe es si la música le agrada o si la selección de temas y el desarrollo de la sesión le invita a bailar, y no cuánta dificultad tiene el DJ para pinchar. Por otro lado, se puede plantear la problemática de la edición de la música, es decir, hoy en día el 90% de la música se edita solo en formato digital, con lo cual si la decisión es pinchar solo con vinilos, el espectro de música disponible se reduce considerablemente.
Se pueden mencionar también algunas pequeñas diferencias en el sonido propiamente dicho al reproducir un vinilo o un CD o un archivo digital, pero es un tema muy puntual y termina siendo una subjetiva cuestión de gustos.

Resumiendo: entre los principales atributos del DJ, que hacen  su calidad, no deberíamos poner el foco en la complejidad del manejo de sus herramientas, sino en otros factores que caracterizan su desempeño artístico:  carisma, selección de temas, criterio de mezclas, manejo de la sesión, manejo de la pista, etc. Todas cualidades humanas, más allá de los formatos y herramientas.
El gusto termina siendo el factor primordial para que como espectadores, oyentes y bailarines, elijamos al artista que nos agrada escuchar.

La música electrónica hoy
Ya entrada la segunda década del siglo XXI, podemos decir que la música electrónica, y el movimiento que la acompaña, ha pasado por varias etapas… Desde la novedad y la rareza de sus comienzos, el concepto minoritario y vanguardista se fue convirtiendo en un producto masivo, expandiendo sus espacios a casi todos los rincones del mundo. Tanto en Occidente como en Oriente, hay innumerables ciclos de música electrónica y festivales multitudinarios (por ejemplo en Japón, son famosas las sesiones de doce horas de DJ provenientes de sellos ingleses). Pasada la etapa de expansión, el presente muestra una reducción en el consumo masivo de electrónica; la movida parece haber alcanzado un cierto grado de madurez, como si el hecho de que ya no sea novedad haya filtrado asistentes que solo acudían impulsados por una moda pasajera. Los espacios son más estables en cuanto al perfil de música que proponen y la gente asiste a los sitios eligiendo en función de gustos y afinidades con los diferentes estilos.
Londres sigue siendo un punto de clásicos, y Berlín, como sucede en casi todas las expresiones artísticas de las últimas décadas, es vertiente de talentosa sangre joven y un sonido innovador.

Electrónica etiquetada
Dentro de la música electrónica existen muchos estilos, géneros y subgéneros. Muchos caminos transitados y muchas bifurcaciones. La evolución a través del tiempo y las experimentaciones hace que los estilos estén cada vez más fusionados y sea cada vez más complejo intentar etiquetar los trabajos. A pesar de esto, intentaremos dar un acercamiento a las raíces y características básicas de los principales sonidos.

House
Es el ritmo pionero de la música de baile. Nació en Chicago a mediados de los ochenta en el club Warehouse (de ahí el nombre del estilo). Proviene de la cultura musical negra americana, y recoge influencias de la música disco, el funk y el synth-pop europeo. Aunque no sepas exactamente su nombre, seguramente en tu vida has escuchando house infinitas veces.

Deep-house
Dentro del house es la corriente más tranquila, cálida, y llena de soul. Sus capitales son New York, Nueva Jersey y Chicago. Tradicionalmente, en una noche donde se bailará house, la introducción (o warm-up) suele hacerse pinchando deep-house.

Ambient
Música ambiental, relajada, atmosférica y evocadora de sonidos naturales. Se basa en la superposición de sonidos y capas sintéticas. En general, no tiene pulso, y suele sonar en discotecas en espacios (ajenos a la pista) destinados al relax.

Techno
Acelerando el pulso del house y haciendo sus frases musicales más cortas y repetitivas llegamos al techno, una música de baile abstracta y futurista que en años sucesivos se ha ido haciendo más dura y más compleja.
Sus raíces en la Detroit negra lo vinculan musicalmente al funk, al house y al groove bailable que llega desde Nueva York y Chicago… y quizás la posición geográfica lo asocia a los sótanos aislados para escapar del frío del norte y del viejo y eterno problema racial.
Cuenta el rubiecito canadiense Richie Hawtin (uno de los mayores exponentes del techno en la actualidad) que en su adolescencia (hacia fines de los ochenta) solía cruzar regularmente la frontera para asistir a las tremendas sesiones que Jeff Mills, y otros tantos talentos de la zona, ofrecían en pequeños clubes de Detroit. Y hasta que lo fueron conociendo, no era fácil enfrentarse a las miradas serias de los danzantes de color.
En la ciudad se generó un microclima con la música hecha con maquinaria electrónica y pinchada con vinilos, que luego se contagió a muchos otros rincones del globo. Detroit es tal vez la ciudad más importante a nivel mundial en la industria automotriz; quizás esto tenga que ver con el sello industrial y urbano que lleva su música.

Europa, principalmente Alemania, toma la posta de aquel puntapié inicial de Detroit, y le aporta su “seriedad” creativa y su dedicación al trabajo, para que el escenario deje de ser local y se una al desarrollo general que la música electrónica experimenta a nivel mundial. Hacia fines de los noventa y principio del dos mil, mientras el house y el trance ganan popularidad y masividad, el techno queda casi reducido a un género de culto y a experimentaciones de laboratorio.
A partir de las ideas minimalistas se incorporan a la electrónica y encuentran afinidad y bienvenida en el techno, el género resurge y vuelve a florecer y a producir infinidad de nuevos y buenos artistas que se dedican a él.

Si el bombo es grave pero a la vez dispara un kick agudo que lo hace el principal protagonista; si el pulso es veloz y las frases melódicas son cortas, repetitivas e insistentes; si esa insistencia hipnótica te sugiere movimiento y te transmite energía; si en los escasos momentos en que el bombo desaparece “necesitas” que regrese enseguida: es que el techno ya atravesó tus oídos y golpea las puertas de tu corazón.

Trance
Variante del techno nacida en Frankfurt que combina ritmos rápidos y largas evoluciones de colchones sintéticos con efectos ácidos. Aunque de naturaleza dura y poderosa, es un sonido accesible y lineal que permite su llegada a las grandes multitudes, convirtiéndose actualmente por ello en el principal sostén económico de la industria electrónica.

Progressive
Surgido a comienzos de los noventa, inicialmente de la mano del house, el progressive plantea una estética de sonido más seria y sutil. Los cambios son sumamente paulatinos y progresivos (de aquí su nombre). En este aspecto, podemos decir que el término progressive no solamente puede aplicarse a las características de sonido de un track, sino que también es “progressive” cierta manera de pinchar donde la idea de desarrollo de set es progresiva. Los climas y momentos de la sesión van mutando de forma suave, las mezclas duran largos minutos haciendo que los cambios de tracks se den de manera casi imperceptible. Este tipo de propuesta requiere que el artista disponga de varias horas para desarrollar su sesión, donde el público no sienta particularmente interés por tal o cual canción, sino que se vea inmerso y movido por los diferentes climas que la sesión genera.

Si el pulso es lento (por debajo de los 125 bpm), el bombo es bien grave y se une fuertemente (casi confundiéndose) con el bajo, si las melodías son extensas y los colchones armoniosos parecen funcionar como una goma que une cada golpe, si las voces femeninas se deshacen en los filtros y una bajada a puro relax desencadena en el nuevo comienzo del groove del bajo, si estás moviendo tu pie y surgen ganas de cerrar los ojos, sin duda estás en presencia de una propuesta progressive que está envolviendo tus oídos.

Breakbeat
Es el ritmo base del hip-hop, inspirado en fragmentos rítmicos del funk de los setenta. El bombo en negras es la característica rítmica más frecuente en la electrónica; pero en los casos en que el bombo no cumple ese requisito y no marca religiosamente el pulso, se dice que el ritmo está “quebrado”… de allí el término breakbeat a todas las propuestas que no posean bombo en negras.

Tech-house
Como su nombre  indica es una fusión o interacción entre el techno y el house conviviendo en un mismo tema.

Chill-out
Estilo musical relajado con ciertas similitudes al ambient, aunque no necesariamente recrea atmósferas naturales.

Electro
Es básicamente una característica del sonido más que del ritmo; puede reconocerse por una notoria distorsión de alguno de los elementos que componen las melodías principales, en general el bajo o algún sintetizador. Esta característica es la que permite fusionarlo con otros estilos, principalmente el house.

IDM (Intelligent Dance Music)
Música electrónica para escuchar en casa y no en las pistas de baile. Por lo general, deriva del techno, pero con naturaleza desestructurada; se fusiona con el ambient y otros sonidos experimentales y vanguardistas.

Minimal
Originalmente no es un género musical en sí mismo, sino un concepto para llevar a cabo una producción basándose en la idea minimalista, es decir, quitando todo lo que no sea absolutamente importante de la propuesta, quedando únicamente los elementos fundamentales.
Remitiéndonos al mundillo de la música electrónica, se suelen calificar como minimal los trabajos que utilizan muy pocos sonidos, despojados de excesivas complejidades y apoyados en ritmos básicos repetitivos que, sin embargo, suelen arrojar resultados creativos interesantes. Normalmente se aplica al techno y al house más experimental.

La necesidad y el placer por descubrir música es el principal motor… No importa el tamaño de tu colección, no importa si ya posees conocimientos musicales enciclopédicos… siempre habrá nuevas canciones que escuchar y nuevos discos de los que enamorarse.

Para saber más:
La música puede buscarse a través de sus creadores o productores y también a través de los sellos editores, los cuales suelen tener propuestas bastante uniformes por perfiles y estilos. Aquí van algunos links de los labels más emblemáticos:

www.bedrock.org.uk (progressive / tech-house) /Reino Unido
www.bpitchcontrol.de (techno / house / minimal)  /Alemania
www.bordercommunity.com (techno / ambient / experimental) /Reino Unido
www.m-nus.com (techno / minimal / ambient) /Canada-Alemania

Revistas especializadas:
www.residentadvisor.net
www.djmag.com

Bibliografía consultada:
“El arte y la ciencia de pinchar discos” (Frank Broughton y Bill Brewster)

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