Entrevistas — 1 de junio de 2013 at 00:00

Joan Antoni Melé: ¿A quién sirve mi dinero?

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Nuestro entrevistado del mes es Joan Antoni Melé, subdirector general de Triodos Bank –la banca ética, autor del libro Dinero y conciencia. ¿A quién sirve mi dinero?, conferenciante y voluntario en diferentes ONG. Comprometido con un cambio de mentalidad en nuestra sociedad, este barcelonés de sesenta y tres años nos explica su punto de vista en cuanto a la economía, el dinero y los hábitos de consumo, y de qué forma él cree que podemos actuar para que se haga efectivo el cambio que todos queremos ver en el mundo.

 

¿En qué aspectos difiere la banca ética de la banca convencional?
Existe una gran diferencia entre trabajar solo para tener beneficios y trabajar para contribuir a que el mundo cada vez esté mejor. Cuando nuestro trabajo tiene un valor social positivo, nuestra vida tiene más sentido y nos sentimos mejor. La diferencia de Triodos Bank con otras entidades es que la financiación se dirige únicamente a empresas y organizaciones que necesitan recursos para su actividad económica, en sectores que mejoran la calidad de vida de las personas y protegen el medio ambiente. Y todo esto se lo contamos a nuestros clientes con total transparencia.

Hoy en día la mayoría de los bancos y empresas apoyan o invierten en obras sociales y en responsabilidad medioambiental. ¿Qué diferencia hay entre la banca ética y estas empresas?
Nuestros valores forman parte inherente de lo que hacemos. Esto es, la transparencia y la sostenibilidad son la clave de nuestro modelo de negocio, no lo aplicamos solo a una parte de lo que hacemos. En Triodos Bank tenemos una misión clara, que es potenciar los sectores en los que invertimos: energías renovables, comercio justo, agricultura ecológica, bioconstrucción, ayuda a personas con discapacidad o en riesgo de exclusión social, actividades culturales, etc.

Decidir el consumo es importante

Dinero y ConcienciaLa comida, la ropa, los fármacos, los cosméticos, los bancos… Parece que tenemos que estar constantemente cuidando aquello que consumimos. ¿Dónde está el límite entre ser conscientes con nuestro dinero y obsesionarse demasiado con ello?
Yo lo plantearía de otra manera: ¿qué compro? ¿Por qué lo compro? ¿Dónde lo compro? Son unas cuestiones muy interesantes porque nos confrontan con nosotros mismos. Descubrimos que nos vemos impulsados a comprar cosas que no necesitamos porque la propia publicidad nos ha machacado, pero deberíamos preguntarnos: ¿por qué compro este producto y no el otro? ¿Este producto alimenticio es ecológico? ¿Es respetuoso con el planeta? ¿La producción y la distribución han sido respetuosas con las personas? Cada vez hay que tener más presente que nuestras decisiones de consumo y financieras tienen un impacto directo en la sociedad y en nuestro planeta y es responsabilidad de todos cuidarlas.

¿Qué medidas prácticas podemos tomar para resolver este dilema ético de nuestros hábitos de consumo?
No podemos dejar la economía en manos del mercado, tenemos que tomar las riendas empezando por nuestra propia economía, a través de tres acciones: la compra, el ahorro y la donación. A través de una compra responsable y apostando por el comercio justo. A través del ahorro, haciendo que mientras no utilizo mi dinero, sea útil para proyectos que merecen la pena. Hay que entender que lo que en realidad tiene que decrecer no es la economía, sino la continua producción y gran parte del consumo de bienes materiales; porque el planeta ya no lo puede soportar, y porque además no tiene sentido. Entonces, ¿cuál sería la alternativa sostenible? Yo propongo incrementar el consumo cultural.
La ventaja de la cultura, como actividad espiritual que es, radica en que su consumo tiene efectos multiplicadores. La cultura no desaparece una vez consumida, y, por tanto, tampoco tiene el efecto posterior de desencanto o de frustración que tiene el consumo material. La cultura nos mantiene en un estado de serenidad y de plenitud permanente, y aquello que aprendemos se convierte en parte de nosotros mismos para siempre.
Estoy convencido de que el único camino viable en el futuro para el ser humano es el de la libertad y el amor, y esos dos ideales pasan por desarrollar la cultura.

Economía es hablar de necesidades sociales

La mayoría de las personas no se interesa por la economía pues piensa que es algo muy complejo de entender. ¿Hay una forma sencilla de entender la economía?
En un principio cuando uno ve todas esas cifras, conceptos y gráficos, le puede parecer que la economía es muy difícil de entender, pero en realidad es muy sencillo. Se trata, ni más ni menos, que de relación entre personas para cubrir las necesidades propias y poner tus capacidades y tus excedentes al servicio de las necesidades de otros. Por eso, para hablar de economía hay que hablar de necesidades de la sociedad, pero no solamente las materiales, también desde el plano cultural, social o medioambiental. Las cifras simplemente deben reflejar –y no siempre lo hacen– el bienestar o malestar de las personas, y el estado de algo tan indispensable para todos como son los recursos naturales, tan olvidados hoy en medio de esta crisis que tantas veces nos ciega con su filtro reduccionista.
¿Cuál es la importancia de que la población se interese un poco más sobre economía y cómo eso mejoraría nuestra vida?
Otra economía es posible y es necesaria. Esto es algo que podemos ver hoy día, que por muchos ajustes que se estén realizando, el problema sigue ahí. Debemos promover una economía que tenga en cuenta el bienestar de las personas y el cuidado de nuestro planeta por encima de la maximización del beneficio, que hemos tomado como referente en los últimos años. Y este cambio tiene que empezar por uno mismo. Comenzando con pequeñas acciones se puede acabar haciendo grandes cosas.
¿Qué aspectos positivos destacaría de la actual crisis que estamos pasando?
Esperemos que la crisis tan terrible que vivimos contribuya a cambiar las cosas y que juntos busquemos un modelo económico más sensato y con enfoque a largo plazo. Es verdad que en el sistema financiero y en otros ámbitos de la sociedad la maximización de beneficios y el corto plazo han marcado el día a día hasta ahora. Sin embargo, en estos momentos la sociedad en su conjunto cada vez es más exigente con las entidades financieras, y está exigiendo a los bancos, sobre todo, transparencia, además de solvencia.
Si estamos hartos de ver a gobernantes corruptos, ¿por qué cree que todavía hay gente que piensa que el cambio vendrá de ellos?
Como usted dice, ¿cuántos aún no han abierto los ojos y están esperando que el cambio simplemente aparezca o que venga desde arriba, desde los que mandan? Pero no saben, o no quieren ver, que el cambio empieza por nosotros mismos. Estoy seguro de que muchos todavía no se creen que la gente común podamos cambiar el mundo, pensando que por mucho que yo recicle, compre comercio justo o me preocupe por los demás, esto no va a hacer que cambie nada. Pero ¿y si sumamos el poco de muchos?
Hay que animarse a influir en el mundo, a implicarse, por ejemplo, con un consumo más responsable. No puede partir únicamente de los argumentos, por numerosos y contundentes que sean, sobre la importancia de hacerlo. Las personas se mueven cuando descubren o sienten la necesidad de moverse, de cambiar y mejorar su propia vida e inspirar con su ejemplo a los de su alrededor.

La acción es contagiosa

JoanAntoniMel TriodosA pesar de que las ideas sobre un mundo sostenible y comunitario estén cada vez más difundidas, parece que el materialismo sigue siendo la práctica dominante. ¿Por qué hay este hueco entre lo que idealizamos y la forma en que actuamos?
El propio miedo a la existencia hace que la gente se aferre al dinero y quiere que el dinero le genere más dinero. Y esto ya se ha convertido en algo normal en la mentalidad de las personas. Todo el mundo piensa que el dinero tiene que producir. No es verdad: el concepto de que el dinero ha de dar dinero es el cáncer de la civilización. Y aquí es donde está el error: el dinero tiene que cubrirte unas necesidades, y lo que sobre hay que donarlo. Ese dinero tiene que morir para ti en la donación, para generar una vida multiplicada por mil, diez mil o un millón. El hecho de renunciar por amor a tu dinero cambiaría el mundo en cuatro días y no habría ni crisis ni pobreza.
En un mundo donde parece que “todo tiene un precio”, ¿qué valores considera que deberíamos rescatar para desarrollar un mundo más ético?
Los únicos ideales que me emocionan son los de la verdad, la belleza y la bondad. A mí, personalmente, son los que me acompañan y me guían certeramente en mi camino hacia el autoconocimiento y hacia la libertad.
¿Será este el hilo que nos falta para actuar como protagonistas de un mundo más justo, más solidario o equitativo?
La economía actual tiene su base en la búsqueda del máximo beneficio personal, es decir, el egoísmo. Por supuesto que no se expresa así, sino con palabras más moderadas y socialmente aceptables, como “mercado libre”, “competencia”, “leyes de la oferta y la demanda”. Y el dinero no puede seguir alimentando la codicia; el dinero tiene que circular y ponerse al servicio de otros valores. Habría que unir la economía a los valores, y las empresas deberían presentar un triple balance: el económico-financiero, el ecológico y el social.
¿La banca ética es el modelo de banca para este mundo nuevo?
Yo creo que mucha gente está pidiendo un cambio en estos momentos y cientos de miles de personas ya están en un cambio de conciencia. ¿Cómo ir hacia este cambio de conciencia?: siendo coherentes. Y uno de los temas en los que ser coherentes es el de la banca ética, que mueve cientos de miles de millones. Si la gente mueve este dinero por consciencia, se puede transformar el mundo.
Gracias por sus palabras. ¿Qué mensaje quiere dejar a nuestros lectores?
Los cambios vienen cuando tú libremente decides cambiar. Cuando dices: yo, hoy, cambio, aunque el resto del mundo esté en contra. Y esto, aunque no lo parezca, también se contagia. Pero no se contagia la palabra, se contagia la acción. Pero no lo digo yo, ya lo dijo Gandhi: sé el cambio que quieres ver en el mundo.

Para leer más sobre Joan Antoni Melé: http://www.dineroyconciencia.es/

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