Libros — 1 de diciembre de 2013 at 00:00

“El niño con el pijama a rayas”, de John Boyne

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Nos encontramos ante una obra que tiene difícil clasificación por género. Podemos pensar que se trata de una narración infantil-juvenil o, tal vez, pertenecería a esa clase de libros en los que, de una forma sencilla, el autor pretende mover a la reflexión (Juan Salvador Gaviota, El Principito…). Muchas veces, el problema no radica en la estructura de la obra, sino en la necesidad que tenemos de etiquetar todas las cosas. Nos cuesta entender que algo pueda ser A y B a la vez. Es una condición que hemos heredado, al menos, desde el auge de la razón en la Grecia clásica. Pues sí, un texto puede tener un formato tan simple que podría leerlo un niño de once años y resultar evocador por los hechos que en él se tratan.

Bruno y Shmuel (15-04-1934) comparten, entre otras cosas, la misma fecha de nacimiento. Aún con todo, se nos presentan en el momento de su encuentro como dos personas con historias particulares. Sin embargo, podemos llegar a la conclusión de que el autor ha pretendido mostrárnoslos como si del mismo niño se tratara, con semejantes condiciones, aunque separados por una verja de odio e ignorancia.

Desde la omnisciencia (aunque en ocasiones no son más que cuatro datos), quien tiene el libro entre las manos sabe que las cosas son lo que parecen y no lo que cree el niño que nos cuenta la historia: el Furias es el Fürher, su madre no toma licor medicinal sino alcohol, Kotler se pasea por su casa con frecuencia sobre todo cuando no está el padre… Así es como el lector asiste a una visión de la mentalidad nazi, y concretamente de los hechos que ocurrieron en Auchviz, presentada a través de los inocentes ojos de dos niños. Esta característica puede resultar turbadora pues, por un lado, hace menos trágica la historia y, a la vez, produce una sensación de mayor tristeza.

Desde luego, como obra infantil-juvenil adquiere una dimensión didáctica que cumple sobradamente la repercusión mundial que se le ha dado. Como manifiesto pacifista-antimilitarista dependerá del criterio de cada uno. Como suele ocurrir con los best sellers, se ha establecido un debate acerca de su calidad literaria y de su justificación en ventas.

Si algo merece ser destacado del libro es su final. Habrá quien lo considere como de simple golpe de efecto, como un tortazo que obliga al lector a volver a considerar la historia, o como un final inadecuado. Cada uno que elija.

Cortesía de «El club de lectura El Libro Durmiente» www.ellibrodurmiente.org

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