Libros — 1 de mayo de 2014 at 00:00

«Mitos, ritos, símbolos: antropología de lo sagrado», de Fernando Schwarz

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La lógica de lo viviente de la que hablan las tradiciones de los pueblos desde hace milenios no es un conjunto de valores pasados y, por lo tanto, superados, sino un factor de renovación de nuestra visión del mundo, capaz de dar un nuevo sentido a la vida. Incluso los recientes hallazgos de la ciencias físicas y biológicas estimulan al ser humano a este redescubrimiento de la tradición. Fernando Schwarz propone que el hombre del siglo XXI actualice lo que su inconsciente guarda y protege, pues el retorno a lo sagrado aparece como un paso necesario para quien quiera participar de los cambios espirituales y materiales que se están produciendo. El propósito de este libro es ayudar al lector a descubrir cómo Occidente ha terminado por olvidar sus raíces místicas y espirituales, y proporcionarle la oportunidad de recuperar conscientemente el patrimonio de sabiduría que hay en cada ser humano.

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La renovación de las ciencias físicas y biológicas permite redescubrir, por nuevas vías, la lógica de lo viviente de la que hablaba la tradición. En otras palabras, el hombre de principios del siglo XXI puede actualizar lo que su inconsciente guarda y protege, y que el pensamiento positivista no le ha permitido expandir correctamente. Este “retorno a lo sagrado” aparece como un paso que debe dar el hombre contemporáneo que quiere participar en los cambios espirituales y materiales que se están produciendo. Esta sabiduría philosophia perennis, incluida en la perennidad de la especie, es accesible a todos y cada uno, independientemente de consideraciones de raza, sexo, color o condición social.

No se trata de una búsqueda de conocimientos enciclopédicos, ni de un intelectualismo universitario, ni de un nuevo catecismo, sino de hacerse capaz de comprender, y no solamente conocer.

Una visión renovadora del hombre y del mundo está a punto de nacer, gracias a las investigaciones realizadas durante estas últimas décadas en el campo de las ciencias humanas y de las físicas por precursores como Carl G. Jung, Mircea Eliade, Edgar Morin, Fritjof Capra o Gilbert Durand. Estos investigadores reintroducen el sentido de lo global, la visión sistémica, el imaginario y lo sagrado en las sociedades humanas. Paradójicamente, sus trabajos permiten redescubrir, por nuevas vías, la lógica de lo viviente, de lo cual hablan las tradiciones de los pueblos desde hace milenios. En esta perspectiva, la tradición no sería solamente un conjunto de valores pasados –por lo tanto, superados–, sino, por el contrario, un factor de renovación de nuestra visión del mundo, capaz de dar un “nuevo” sentido a la vida.

El redescubrimiento de la imaginación

En resumen, la dimensión mental que sugiere la nueva ciencia no se reduce a la razón ni a su función de análisis. Integra la función generadora de las formas y su recreación y representación. Gracias al redescubrimiento de la dimensión mental, nos es posible redescubrir la imaginación, única capaz de simbolizar, de globalizar y de asumir las contradicciones.

No se trata de un simple retorno al pasado, sino más bien de un renacimiento de los mismos principios renovados. A través de la imaginación se establece la convergencia entre las vías de conocimiento de ayer y de hoy. Tampoco se trata solamente de rehabilitar creencias o valores pasados, sino, sobre todo, de innovar y transformarse hacia un nuevo entendimiento, hacia una visión diferente del mundo.

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Trascender las polaridades, instalarse en el corazón de los pares de opuestos, implica no separar lo uno de lo otro, ni escoger definitivamente lo uno o lo otro. La conciencia es, entonces, libre de situarse en un “tercero incluido”, en el seno de la “unidad-totalidad paradójica”. Se trata, pues, gracias a la coincidentia oppositorum, de ver la vida siempre desde el interior, desde el centro.

Para la visión tradicional, la conciencia no se sitúa fuera sino dentro de las cosas, y nuestros extravíos no hacen más que señalar nuestra “excentricidad”, es decir, nuestra pérdida del centro. Esta búsqueda del centro se ha llamado generalmente “vía esotérica”, o “vía de lo interno”, para la tradición.

Toda visión tradicional verdadera nace del “matrimonio sagrado” entre las “potencias limitadoras” que juzgan (la razón crítica) y las “potencias desbordadoras” que crean (el amor y la imaginación).

Cortesía de «El club de lectura El Libro Durmiente»

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