Editorial — 30 de abril de 2019 at 22:00

Las causas del dolor

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Es un hecho evidente el sufrimiento de los seres humanos, cuyas causas son variadísimas en todas las partes del mundo. Tanto, que produce ansiedad en las almas sensibles la impotencia ante el dolor propio y ajeno, desbordándose en incontables experiencias individuales y colectivas.

Nos preguntamos por las causas de ese dolor y las respuestas que vamos encontrando nos resultan insuficientes, cortas en sus alcances. La visión materialista del mundo y de las cosas pretende que todo se cure a base de dinero, de que en los presupuestos de los Estados figuren determinadas partidas que tendrían la llave mágica para abrir todas las puertas que conducen al equilibrio y la armonía.

No importa que la realidad nos demuestre que esta visión es insuficiente a todas luces, que hace falta algo más, que los seres humanos no somos solo materia, que hay que tener en cuenta el alma, la vida interior, las dimensiones misteriosas de los sueños. Constatamos la importancia de la educación en todos los ámbitos, es decir, las herramientas que hagan surgir en nosotros todo lo que llevamos dentro.

Todos tenemos necesidad de orientación en algunos momentos importantes de la vida. De que alguien que sepa nos ayude a encontrar la clave que nos falta para resolver los enigmas, las encrucijadas que nos encontramos. Para nuestra desgracia, el escepticismo reinante nos veta la posibilidad de encontrar esas personas que nos acompañen en el camino.

Pero hay excepciones y nosotros en Esfinge tratamos de encontrarlas.

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