Nos hemos sumado con entusiasmo a la conmemoración del 2400 aniversario de la fundación de la Academia platónica, en aquella Atenas que veía pasear por sus calles a tantos filósofos que habían despertado a la búsqueda del conocimiento de la mano de Sócrates. Uno de ellos, Platón, sigue aportándonos incontables ideas para realizarnos como seres humanos más completos y felices. A lo largo de estos dos milenios y medio, miles de buscadores de la sabiduría han encontrado respuestas en sus obras, leídas, analizadas y comentadas por todos los filósofos sin excepción, incluidos los que presentaron discrepancias y oposiciones a sus enfoques.
Platón sigue siendo actual y ofrece soluciones modernas para los problemas que nos preocupan hoy en día. Es sorprendente cómo el sabio ateniense nos hace volvernos a la idea del crecimiento sostenible, al servicio voluntario a la sociedad ayudando a los más vulnerables, y especialmente sus alusiones a las virtudes cívicas, a la necesaria ética, que tanto se echa en falta hoy en día… Y entre la rica variedad de sus propuestas, en el campo de la educación, de la cultura, de la política, destaca especialmente la práctica del diálogo. En ella nos hemos centrado en este número de nuestra revista, pues consideramos que, por sí sola, constituye la aportación platónica por excelencia, como método para abrirse paso en el complejo mundo de las palabras y las ideas. Aprender a dialogar ya constituye de por sí una buena manera de aprovechar el inmenso legado de la filosofía platónica, que podría mejorar considerablemente nuestro mundo si muchos la adoptaran.
Por todo ello, la conmemoración de los 2400 años de la fundación de la Academia platónica no es un acto de nostalgia hacia el pasado, sino de rescate de propuestas para el futuro.