Filosofía — 31 de enero de 2018 at 23:00

Don Quixote, de Coldplay

por
DON QUIXOTE (Coldplay)

Don Quijote es una canción que Coldplay interpretó durante una gira por Sudamérica en el River Plate Stadium de Buenos Aires el 26 de febrero de 2010, aunque nunca apareció en un álbum real y nunca hubo una grabación en estudio.

Abandonamos La Mancha
nos dirigimos hacia llanos más altos,
Sancho Panza y yo.
Buscando aventuras,
Rocinante llevaba las riendas
para encontrar respuestas en los molinos de viento.
Cuando el mundo te parezca
demasiado cruel
cree en uno mejor,
haz uno mejor.

Una vez más volvemos a encontrarnos con la figura del caballero andante más famoso de la historia.

Estamos inmersos en una era tecnológica con todas las ventajas que eso supone: las máquinas reemplazan al hombre y realizan trabajos que antaño eran propios del ser humano. Las distancias parece que se han reducido gracias a los medios de locomoción, que cada vez son más y más rápidos. En el llamado «primer mundo» todas nuestras actividades están perfectamente reglamentadas gracias a nuestros cada día más eficaces ordenadores.

Pero esta somera descripción de lo que ocurre en algunos lugares del planeta esconde algunos matices descorazonadores: a pesar de disponer de más cantidad de horas libres, en ocasiones no sabemos qué hacer con nuestro tiempo libre. Nos apoyamos en los aparatos electrónicos, prácticamente no sabemos vivir sin ellos y podríamos decir que casi somos sus esclavos.

Por eso nuestro Quijote pretende, con la compañía del inseparable Sancho, abandonar por unos instantes las fáciles planicies manchegas para dirigirse a los altos en busca de aventuras, de enemigos que derrotar, de dificultades que vencer. Enemigos que no son externos sino que están en nuestro interior.

¿Nos atrevemos a ponerles nombre? Son los grandes molinos de viento que tienen forma de envidia, egoísmo, ira, rutina… y miedo, sobre todo miedo, miedo a casi todo. Miedo a la soledad, a quedarnos sin trabajo, a hablar en público, a la muerte y también a la vida.

Pero no podemos caer en fatalismos. Cada uno de nosotros tiene en su interior un Quijote capaz de sobreponerse a las dificultades. Ese Quijote es consciente de que nuestro mundo muchas veces es demasiado cruel, pero como caballero andante que es, sueña con uno mejor. Pero ese mundo en el que cree debe construirlo con sus hazañas heroicas.

No, no hablamos de sueños irrealizables, no hablamos de utopías.

Confucio, en el siglo VI a. C. ya hablaba de la necesidad de cambiar el mundo en el que vivía a través de la virtud. Él decía que si un hombre se vuelve virtuoso, con su forma de vida, mejorará su entorno familiar; del mismo modo, con el tiempo mejorará su barrio, su ciudad, su país y, por último, surgirá un mundo nuevo y mejor.

Bienvenidos, quijotes del siglo XXI: si de verdad crees que el mundo es demasiado cruel, cree en uno mejor, ¡haz uno mejor!

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