Un nuevo descubrimiento científico viene a romper nuestra seguridad sobre la forma en que percibimos el mundo. El tiempo, ese dictador implacable por el que a veces nos sentimos manejados en nuestras vidas, se convierte ahora en algo analizado, inteligible y aprovechable de forma insospechada hasta el momento de la mano del físico Jean-Pierre Gardnier.
Jean-Pierre Gardnier Malet es un doctor en Física francés dedicado a la mecánica de fluidos, que ha acaparado el interés de la comunidad científica y de los medios de comunicación desde que, en 1988, lanzara la teoría del «desdoblamiento del tiempo». El fruto de sus trabajos se ha visto refrendado con cuatro publicaciones en revistas científicas de ámbito internacional. Sin embargo, la dificultad para entender la formulación de su teoría y sus razonamientos, así como la utilización de un lenguaje e ideas a menudo empleados por las culturas tradicionales, ha generado comentarios dispares.
A sus setenta años, casado y con dos hijos, vive en París. Tiene un aspecto bonachón y apacible, un tanto patriarcal. Su cabello canoso parece esconder aquella sabiduría que tan solo entrega el tiempo. Sus gestos transmiten moderación y tranquilidad. Es un orador nato que habla con resolución, que se entusiasma al exponer su teoría. Utiliza un lenguaje ameno y adecuado a cualquier público, aportando ejemplos sobre su aplicación a la vida diaria. Viaja de un lugar a otro, en una especie de peregrinaje comprometido, impartiendo conferencias y concediendo entrevistas para hacer asequible su teoría del desdoblamiento del tiempo. Pareciera haber emprendido una cruzada en favor de la divulgación científica, y enfáticamente nos dice que «entre un descubrimiento científico y su aplicación, hasta que de hecho es trasladado a la masa, pasan más o menos cincuenta años… pero el hombre no está al servicio de la ciencia, sino que ella es la que debe estar al servicio del hombre». Por ello considera que «conocer un principio ya demostrado, un descubrimiento tan importante para la vida del hombre, no puede quedar resguardado en las revistas científicas: debe divulgarse a las gentes».
Sobre el tiempo
En realidad, aunque el tiempo nos parece continuo, Jean-Pierre Gardnier nos dice que está formado por elementos discretos. Del mismo modo que una línea recta nos da la ilusión de continuidad, pero no deja de ser una suma de puntos discretos, en general percibimos un espacio y un tiempo continuos, aunque en realidad están formados por una serie de componentes discretos… Y aun descendiendo hasta las dimensiones de lo infinitamente pequeño, tras ese tiempo que percibimos hay otro tiempo que es imperceptible para nosotros. Según expresa el autor: «tenemos la sensación de percibir un tiempo continuo. Sin embargo, tal como demuestran los diagnósticos por imágenes, en nuestro cerebro se imprimen solamente imágenes intermitentes. Entre dos instantes perceptibles siempre hay un instante imperceptible».
Para tantos seres humanos que malgastan su tiempo a diario, afirmar que hay un tiempo imperceptible para nosotros no les parecerá una afirmación relevante. No obstante, en este caso, lo novedoso que aporta la teoría del desdoblamiento del tiempo es la afirmación de que dicho tiempo imperceptible puede ser aprovechado por el hombre.
«Tenemos dos tiempos diferentes al mismo tiempo: un segundo en un tiempo consciente y miles de millones de segundos en otro tiempo imperceptible en el que podemos hacer cosas cuya experiencia pasamos luego al tiempo consciente».
Ello equivale a decir que disponemos de un tiempo del que somos conscientes y otro imperceptible que se difumina y escapa entre los pliegues de aquello que vivimos, pero del cual, según Gardnier, tenemos cierto grado de percepción y debemos utilizarlo en nuestro favor.
«Hay un tiempo que conozco y otro tiempo que no conozco y que sin embargo utilizo de continuo. Es decir, que mi percepción del tiempo cambia, y el desdoblamiento del tiempo es de hecho el desdoblamiento de la percepción del tiempo».
De este modo, Jean-Pierre Gardnier no hace sino seguir el camino que últimamente trazan los físicos cuánticos cuando aseguran que no existe una realidad objetiva, sino que la única realidad que existe para nosotros es aquella que percibimos, dado que el hombre, actuando como «observador» de la realidad, la altera y condiciona… De entre todas las realidades posibles para mi vida, entre tantos futuros potenciales, la física cuántica afirma que mi percepción limita y atrapa una concreta, y ella se transforma en mi realidad presente. Según el físico francés, el hombre puede acceder a ese estado de tiempo imperceptible donde se hallan los caminos «potenciales» que podría recorrer, hallar pensamientos o respuestas para su vida y llevarlas hacia su «presente»:
«El fenómeno del desdoblamiento del tiempo nos da como resultado el hombre que vive en el tiempo real y en el cuántico, un tiempo imperceptible con varios estados potenciales: memoriza el mejor y se lo transmite al que vive en el tiempo real».
En un instante, el hombre podría indagar en esos potenciales, si aprendiera a ser consciente de esta nueva realidad imperceptible, a reconocerla y controlarla. Pero el hombre «no tiene un doble que viaja a ese tiempo cuántico, es él mismo en otro tiempo, que se desdobla como las partículas», tal como se ha demostrado en los experimentos de la doble ranura…
La naturaleza de las partículas
La física cuántica ha demostrado recientemente que las partículas subatómicas (las componentes del átomo) pueden desdoblarse y estar en dos o más lugares a la vez. Sabemos también que no son sólidas, y que tienen una naturaleza dual, pues se comportan según los casos como una onda o un corpúsculo denso, y todo ello según la forma en que las contemple un observador externo.
Einstein afirmó que ningún objeto o partícula podía alcanzar una velocidad superior a la de la luz, aunque la física cuántica ha comprobado que las partículas subatómicas o los fotones (partículas de luz), pueden comunicarse de un modo instantáneo a cualquier distancia, lo cual no podría lograrse sin rebasar la velocidad de la luz.
Por otra parte, los electrones que orbitan en derredor de un núcleo atómico tampoco se desplazan por el espacio de un modo similar al movimiento de los objetos, sino que se mueven de un lugar a otro de un modo instantáneo e impredecible, el cual no podemos determinar. Este es el fenómeno denominado como salto cuántico.
Según han demostrado los experimentos de Aspect y Bell, las partículas se hallan conectadas entre sí en un nivel que va más allá del espacio y del tiempo que conocemos.
¿Para qué se desdoblan las partículas?
Entonces, cuando nos planteamos ¿qué sentido tiene el desdoblamiento de las partículas?, al respecto nos responde Jean-Pierre Gardnier:
«Mientras una partícula atraviesa el obstáculo, la otra se mantiene quieta, pero tiene la memoria del obstáculo. Es decir, esta partícula se beneficia del análisis de la otra partícula. Si la primera partícula recibe un shock muy fuerte, no pasa nada, porque la segunda mantiene la memoria. Y al otro lado del obstáculo, cuando termina el desdoblamiento de la partícula, tiene la memoria anterior y la memoria del obstáculo. Y eso en física está probado».
Pero, intentando aplicar este conocimiento, Gardnier nos dice también que toda persona se desdobla, que tiene un «doble», aunque afirma que este no es un término muy afortunado, porque ese doble es él mismo…
«Debemos saber que nosotros somos iguales; tenemos un doble que conserva la memoria, mientras yo recibo shocks durante toda la vida».
Este doble, ante cualquier circunstancia, conserva la memoria anterior al suceso y la memoria del suceso acaecido, él experimenta en un tiempo imperceptible distintos potenciales que pueden seguir mi mente, mis emociones y mi cuerpo.
«Sí, en cada instante presente tengo un tiempo imperceptible en el cual fabrico un futuro potencial, lo memorizo y en mi tiempo real lo realizo»…
Ya las culturas antiguas indicaban que durante el sueño, mientras el cuerpo se aletarga, nuestras emociones y nuestra mente quedan libres para experimentar en otros estados de conciencia, de modo que revisando los instantes acaecidos durante el día el hombre se recompone del desgaste sufrido. Tal como dice el científico francés…
«Es en el sueño cuando puede manifestarse mejor ese doble»… «En la noche, ese doble va a ver en lugar nuestro el futuro potencial de que disponemos»… «Y esto ya era enseñado siete siglos y medio antes de Jesucristo, lejos de todo principio religioso y filosófico, y se halla en un escrito de Pitágoras».
Esas tradiciones siempre enseñaron que, cuando dormimos, nuestra conciencia sigue trabajando en otros planos o niveles de conciencia más sutiles, y durante la vigilia, cuando vivimos (que para algunos es otra manera de estar dormidos), seguimos trabajando en otros niveles profundos de un modo inconsciente. Es gratificante escuchar en la actualidad a un científico expresar estos viejos conceptos utilizando palabras y moldes nuevos. Tal vez por ello, algunos lo observan con cierta cautela.
Para Jean-Pierre Gardnier, el pensamiento es una energía, una causa que provoca unos efectos, y que por tanto somos responsables de aquello que pensamos. En el momento en que nos desdoblamos, la mente rastrea muy rápidamente aquello que Gardnier denomina «potenciales» y elabora pensamientos que después, en cuestión de centésimas de segundo, puede trasvasar al tiempo real.
«O sea, que realizo un análisis muy lento en otro tiempo, y en mi tiempo, recupero tan solo la síntesis, lo que hace que tenga una intuición y un instinto que me permite vivir bien o vivir mejor».
Ahí, en ese tiempo imperceptible, están los pensamientos a disposición de todos, tal como dirían las culturas tradicionales, en la dimensión mental, y de ahí proceden las intuiciones que no sé explicar…
«En el momento en que yo pienso algo, cualquiera lo puede utilizar. El pensamiento no me es personal pero las consecuencias de mi pensamiento pertenecen a todo el mundo. Debo vigilar mi pensamiento aunque solo sea para el bienestar de la humanidad».
Para Jean-Pierre Gardnier, debemos comprometernos con nuestros pensamientos, porque «el pensamiento es una energía, pero debo vincular esa energía a una masa», es decir, debemos lograr que ese pensamiento nos mueva, que provoque en mí un cambio profundo. Pero dado que yo no vivo aislado de mi entorno, de nada serviría tan solo mi propio cambio si no lográramos que el mundo cambiara también.
«Debemos ser consecuentes con nuestro pensamiento… Si te imaginas un porvenir maravilloso, vivirás la consecuencia de tu pensamiento, pero un porvenir maravilloso para mí no tiene por qué serlo para otro. Necesitamos tener un porvenir en común y no un porvenir personal».
Debemos despertar a un profundo pensamiento colectivo, transmitirlo a otros en ese tiempo imperceptible, intercambiando nuestras energías. Este es el verdadero secreto del desdoblamiento del tiempo: el pensamiento es una causa que provoca un efecto, lo cual iguala en sus opiniones a los físicos modernos y a los filósofos antiguos. Gardnier afirma que, en el tiempo real, no somos conscientes de nuestra emisión telepática de pensamientos; no percibimos cómo nos influenciamos, porque esa interrelación ocurre en un tiempo imperceptible, tal como sucede en el mundo de las partículas…
«Si yo emito violencia voy a cosechar violencia. Si yo emito paz interior, que no hace daño a nadie, es decir benevolencia, cosecharé benevolencia».
Según Jean-Pierre Gardnier, «los niños que nacen en los últimos veinte años nacen con la disponibilidad de todos los potenciales», porque en la actualidad disponen de más información que en las épocas anteriores. Pero viven en un mundo y una humanidad que se derrumba, porque no les enseña a controlar el pensamiento, porque lanza al medio potenciales de violencia verbal y de pensamiento que ellos reciben, como ocurre en las manifestaciones, que intenta inculcarles ideas manipulándolos, lo cual provoca en ellos un lógico rechazo. En suma, dice Gardnier, que hoy en día se piensa en hacer algo por los demás, pero no se hace nada por los demás…
«Como la gente no sabe esto, es por lo que he cogido mi bastón de peregrino, porque es urgente hacer entender a las personas que son dueños de sus destinos».
He aquí, muy resumidas, las ideas de Jean-Pierre Garnier, ese físico francés que habla en el doble lenguaje de la ciencia y la conciencia. Si este científico benevolente pudiera darnos un consejo, seguramente nos diría: ¡piénsenlas bien, y traten de ser consecuentes con el resultado de sus pensamientos!
Para leer más:
Sus libros:
El Doble, ¿cómo funciona?.
Esas verdades escondidas.
Cambia tu futuro por las aperturas temporales.
Sobre las ideas de Gardnier Malet:
http://www.garnier-malet.com/inicio_205.htm
https://es-es.facebook.com/JeanPierreGarnierMalet
Entrevistas:
http://www.preparemonosparaelcambio.com/2011/05/entrevista-jean-pierre-garnier-malet.html
http://www.lavanguardia.com/noticias/20101109/54068170076/nosotros-como-el-tiempo-tambien-nos-desdoblamos.html#ixzz2Xd4e5lS5
Sobre el experimento de la doble ranura:
http://www.youtube.com/watch?v=VTfZ-6h6R-0
Es maravilloso!
Me ayuda a entender meus estudos nos últimos 30 anos.
Compreendo agora, a la llamada inspiración, esencial, sorprendente e imprescindible para desenvolver temas que me apasionan y no sabía de donde y de cuando «ya» conocía.
Muy bueno… trasmite esperanza…!
Muy buena la nota!!! Gracias
Exacto:de ahí el mandamiento Divino ama a tu prójimo como a ti mismo. Por que todos somos uno. Por ello el otro: perdonemonos los unos a los otros. No es fácil y a la vez es sencillo. Nuestras conciencias lo saben. Solo el conocimiento doblegara la voluntad. Pará que subonscientemente el desdoblamiento nos depare el mejor futuro.un un segundo después o en nuestra próxima vida. Es solo mi pensar ojala fuera mi actuar hoy para un mañana o el ahora para un segundo posterior mejor.
Cuando aplicas esta teoría, deja de ser teoría y se convierte en LEY, LEY DEL DESDOBLAMIENTO DEL TIEMPO.