Entrevistas — 31 de diciembre de 2018 at 23:00

Alejandro Villar: «Todos los enfoques tienen algo de verdad»

por
Alejandro Villar Ken Wilber

Alejandro Villar es doctor en Biología y profesor de yoga dinámico. Ha estudiado y sigue perfeccionándose con el maestro Genpo Roshi en el proceso Big Mind, método revolucionario que aúna la psicología occidental con las tradiciones de sabiduría. Desarrolló la meditación integrativa y facilita talleres y retiros en España y América. Es uno de los principales conocedores y divulgadores en nuestro país del modelo integral de Ken Wilber, y participa en las Jornadas Integrales y en proyectos editoriales como el libro Evolución Integral (Ed. Kairós).

¿Quién es Alejandro Villar?

Vaya, empezamos con una pregunta fácil. En el zen dicen que la pregunta de quiénes somos es nuestro koan, nuestro dilema espiritual, que hemos de resolver a lo largo de nuestra vida. Así que puedo decir que estoy trabajando en esta pregunta.

A nivel más relativo, podemos decir que tengo una formación científica, hice hasta el doctorado en Biología. Pero me dedico a la enseñanza del yoga y la meditación, a través de clases de yoga dinámico y retiros y talleres de meditación integrativa, en los que uso el proceso Big Mind de Genpo Roshi. En todo esto, encontrarme con el modelo integral de Ken Wilber ha sido fundamental…

Le agradecemos mucho su colaboración en este número especial sobre Ken Wilber. ¿Desde cuándo está interesado en su propuesta integral y por qué le interesa?

Allá por el año 95, un amigo me dejó La conciencia sin fronteras, de Ken Wilber. Aquel libro me fascinó, sobre todo porque me aclaró por qué la meditación y el yoga no habían tenido éxito en resolver mis neurosis. Y es que la visión del espectro de la conciencia de Ken Wilber aclara que las prácticas espirituales y la psicoterapia son cosas distintas. Que se dirigen a niveles distintos del espectro de la conciencia. Comencé, a partir entonces, a trabajar con diversos enfoques psicoterapéuticos.

Básicamente, la propuesta integral es una teoría de todo que nos muestra cómo encajan todas las cosas. Y eso es importante para que no descuidemos ningún área de la vida en nuestro enfoque espiritual.

¿De qué manera lo aplica en su trabajo y en su día a día?

El enfoque integral nos invita a que tengamos en cuenta los distintos aspectos de nuestra vida en nuestra práctica espiritual: el cuerpo, las emociones, la mente, el espíritu, en sus aspectos individuales y colectivos. En mi día a día trato de tener en cuenta esos aspectos, a través de la práctica del yoga dinámico, y del uso del proceso Big Mind para integrar mis distintos aspectos y profundizar en la meditación. Y la lectura y el estudio para ampliar perspectivas. Además, tengo la suerte de que mi trabajo es compartir eso con otros a través de clases, retiros y talleres.

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¿Qué ideas que aporta Ken Wilber cree que son las más importantes?

Una idea fundamental detrás de su modelo integral es que nadie es tan inteligente como para estar cien por cien equivocado. Luego, todos los enfoques tienen algo de verdad, lo único que les ocurre es que son parciales. Y si son parciales, solo habrá que ver cómo encajan todos; cómo podemos respetar sus aportaciones parciales e incluirlas en una totalidad mayor. El enfoque integral supone una propuesta muy elegante de cómo podrían encajar todas las perspectivas. Por supuesto, el propio modelo integral es parcial, y por ello sigue actualizándose sucesivamente en distintas obras de Ken Wilber.

Es difícil estar al día en este sistema integral, que sigue mejorando y evolucionando. Desde su punto de vista, ¿cuáles son las novedades más importantes para la gente que leyó alguno de sus libros, pero hace ya años?

Una novedad fundamental ha sido separar el desarrollo meditativo a través de los estadios de estado y el desarrollo psicológico a través de los estadios estructurales. El desarrollo meditativo es el proceso de despertar, y el desarrollo estructural es el proceso de crecimiento. El primero nos lleva a una conciencia despierta, libre de la identificación con cualquier contenido. Y el segundo, a una conciencia más plena, capaz de abarcar más perspectivas, hasta abarcar todo el cosmos en las estructuras superiores y transpersonales.

En un principio, Ken Wilber ponía el desarrollo a través de los estados transpersonales; después, del desarrollo transpersonal a través de las estructuras. Pero separar estos dos aspectos nos permite entender cómo es posible comprometerse con una práctica meditativa y despertar a los estados superiores independientemente de la estructura psicológica hasta la que hayamos crecido (mítica, racional, integral…).

Además, separar estos dos aspectos nos permite prestar la atención que se merece a nuestro crecimiento a través de las estructuras. Y a nuestro despertar a través de los estadios de estado.

También es importante el trabajo psicoterapéutico de integrar todas aquellas partes que tenemos disociadas en nuestra sombra, para que nuestra espiritualidad pueda tener una manifestación más efectiva en todos los ámbitos de nuestra vida. Estos son los cuatro ámbitos que Ken Wilber nos invita a tener en cuenta: nuestro crecimiento ( grow up); nuestro despertar (wake up); el trabajo con la sombra (clean up) y nuestra manifestación en el mundo ( show up).

La teoría integral se aplica en psicología integral, política integral, filosofía integral… ¿Cuál es el aspecto que más le interesa y por qué?

Me interesa particularmente su aplicación en la práctica espiritual, pues nos invita a tener en cuenta muchos aspectos, como la sombra, que van a resultar muy problemáticos si no los atendemos.

En lo social, me interesa especialmente su aplicación a la política, ya que ofrece una salida al enroque actual entre posiciones de derechas y de izquierdas, honrando lo que cada una de esas posturas tiene que ofrecer, pero viéndolas como parciales, lo cual nos permite integrar estas aportaciones en una visión más allá de las derechas y las izquierdas.

¿Son cuantificables científicamente los estados elevados de conciencia? ¿Cómo son los niveles de segundo grado y tercer grado? ¿Cuáles son sus características principales y qué personajes se ubicarían en cada uno?

Para responder a esa pregunta tendríamos que distinguir entre la «ciencia estrecha» y la «ciencia amplia». La «ciencia estrecha» sería la ciencia empírica, la que tiene que ver con lo que podemos percibir con los sentidos o sus extensiones. Esta ciencia no puede decir nada sobre el contenido subjetivo o la realidad de lo que se vive en los estados superiores de conciencia; simplemente, no es su campo. Pero sí es fascinante estudiar los correlatos neurofisiológicos de esos estados. Ese es el único aspecto que puede cuantificar la ciencia empírica.

Por ciencia amplia entendemos todo aquello que es verificable a través de unas instrucciones o experimentos, como es el caso de la espiritualidad. Las distintas vías espirituales nos ofrecen distintos experimentos, prácticas espirituales y contemplativas, que permiten comprobar por nosotros mismos la existencia del espíritu.

Con respecto a las estructuras de segundo grado, los llamados niveles integrales del desarrollo de la conciencia se caracterizan por su capacidad de integrar las múltiples perspectivas disponibles, incluso en sus niveles más maduros, generar teorías del todo, que sean capaces de integrar todas las perspectivas. La teoría integral sería un ejemplo.

Si en los niveles integrales se puede pensar sobre la unidad de todas las cosas, en los niveles de tercer grado esa unidad empieza a ser algo que uno vive y siente. Son niveles que se caracterizan por una creciente consciencia de la Conciencia. Y una creciente vivencia de la unidad, que va abarcando más y más estados (ordinario, sutil, causal, Testigo y no dual).

Aunque solo recientemente algunos seres humanos empiezan a desarrollarse hasta los niveles integrales (se calcula que es un 5% de la población mundial actual), hemos tenido ejemplos de sabios y filósofos integrales en el pasado, cuyas mentes fueron capaces de integrar las perspectivas que tenían disponibles en aquellos momentos.

Con respecto a los estadios de tercer grado o transpersonales, son muy raros aún hoy en día (seguramente mucho menos de un 1% de la población se desarrolla hasta ellos). Y poca gente habla de ellos, aunque algunos psicólogos del desarrollo empiezan a encontrárselos o intuirlos. Aurobindo habló sobre ellos. Y Ken Wilber da fascinantes descripciones en primera persona de esos niveles en obras como La religión del futuro.

En su libro La religión del futuro, Wilber nos previene y exhorta a realizar un trabajo de integración de la sombra en todos los estados de conciencia, ya que, en todos los estados, incluidos los más elevados, se pueden producir disfunciones, complejos o enfermedades en el proceso de integrar y trascender, que es el mecanismo de la evolución. ¿Cuáles son los principales peligros del caminante espiritual?

Cuando nos desarrollamos a un nuevo estadio del desarrollo (sea estadio estructural o estadio de estado), tenemos que diferenciarnos del anterior y luego integrarlo desde el estadio actual. Si la diferenciación va mal, tendremos una fijación: una parte de nosotros tendrá adicción a ese nivel de conciencia.

Si fracasamos en la integración, tendremos una disociación: tendremos «alergia» al nivel de conciencia anterior.

Teniendo en cuenta que los procesos de diferenciación e integración rara vez van del todo bien, podemos imaginarnos que, cuanto más avanzamos en los procesos de crecimiento y despertar, más problemas potenciales podemos tener. Por ello, es importante el trabajo para integrar todas esas partes que tenemos disociadas y todas esas partes a las que tenemos fijación. En definitiva, realizar algún tipo de trabajo psicoterapéutico para integrar la sombra. De otro modo, podemos acabar teniendo una conciencia muy profunda, pero una personalidad muy neurótica.

¿Qué son los estados de conciencia y qué las estructuras de conciencia? ¿Para qué sirve diferenciarlos?

Los estados son situaciones temporales de la conciencia. Lo estados naturales, por los que todos los seres humanos pasamos cada día, son cinco: vigilia, sueño con ensueños, sueño profundo, turiya («el cuarto estado», el testigo) y turiyatita («más allá del cuarto estado», la conciencia no dual).

Todo este proceso de despertar a través de los estadios de estados es el proceso de extender la conciencia despierta a todos ellos, de lo ordinario (vigilia) a lo sutil (sueño con ensueños); a lo causal (sueño profundo); hasta reconocer, primero, el testigo, y luego, lo no dual, a través de todos los cambios de estados.

Las estructuras de la conciencia son las que atravesamos en nuestro desarrollo psicológico, son los mapas ocultos de nuestra consciencia a través de los cuales vivimos la realidad. Determinan la cantidad de perspectivas que podemos tener en cuenta.

Es importante diferenciar ambos tipos de desarrollo porque, no importa cuál sea el estado estructural hasta el que hayamos crecido, siempre podemos completar nuestro desarrollo espiritual a través de los estadios de estados.

Además, si no tenemos en cuenta la existencia de los estados estructurales, pueden pasar inadvertidos para nosotros, puesto que no se ven en primera persona. Por mucha introspección o meditación que se practique, no aparecen a la consciencia. Tenerlo en cuenta y señalarlos puede ayudar a desidentificarnos de cualquier estructura con la que estemos identificados, fijados ahora, para permitir que emerja la siguiente.

¿Cómo son «traspasados» estos estadios y estructuras de conciencia por las siete diferentes líneas de inteligencias?

Los estadios estructurales siempre son estadios en alguna línea, no existen por sí solos. Y todas las líneas de nuestro desarrollo avanzan de niveles egocéntricos, con menor conciencia, a niveles más descentrados de uno mismo, con mayor consciencia y capacidad de abarcar más perspectivas.

Muchas gracias, Alejandro. ¿Hacia dónde cree que camina la humanidad y cuáles son los retos principales que vislumbra?

Creo que, a nivel colectivo, lo que estamos viendo es la lucha entre tres visiones culturales del mundo: la visión tradicional, la moderna y la posmoderna. Son tantos los problemas del nivel posmoderno, con su relativismo, su deconstruccionismo, su opresión políticamente correcta, su odio a todo lo moderno o tradicional que se abren dos vías:

– Lo que ya ocurre con ciertos líderes: una regresión a una visión más tradicional. Esto sería peligroso a gran escala, porque supone la regresión a niveles más etnocéntricos y beligerantes.

– Que un número suficiente de personas alcanzara los estadios integrales de la conciencia, para que esta visión integral pudiera convertirse en algo cultural y, por influencia descendente, sanar las patologías del nivel posmoderno e integrar lo mejor de las visiones tradicional y moderna.

Creo que en esta segunda posibilidad está la esperanza. De ahí la importancia de promocionar la consciencia integral (el crecimiento). Si además de esto, legitimamos la existencia del espíritu en el mundo moderno y posmoderno, ayudaremos a que más gente pueda despertar a su naturaleza real.

Más aún: si trabajamos para integrar las partes que tenemos en la sombra, podremos expresarnos en el mundo sin tantas proyecciones, siendo más útiles y menos conflictivos.

Esta es la esperanza que yo tengo para el mundo: que una consciencia más integral nos ayude a crecer, a despertar, a limpiar nuestra sombra, para expresarnos en el mundo de una forma más constructiva. Y así podremos, en la medida de lo posible, aliviar el sufrimiento y promover la felicidad de todos los seres sintientes.

http://bigmind-es.blogspot.com/

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