Filosofía — 31 de octubre de 2014 at 23:00

¿Qué será de Europa sin filosofía?

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La globalización de de nuestras vidas ha generalizado un tipo de educación que prepara a los futuros adultos para una vida basada en la competencia. Esto genera técnicos muy preparados, pero tal vez se ha perdido el sentido de la vida. ¿Qué importancia tiene o puede tener el que se incluya la enseñanza de la Filosofía en las aulas?

Hace un par de meses, en esta misma revista, tuve la ocasión de reflexionar sobre la situación de la asignatura de Filosofía en España después de la reforma de la ley Wert (agosto de 2014, Educación sin Filosofía: una manera de anular la capacidad de pensar). Y alguien muy cercano me pidió que, además de España, le echara un vistazo a Europa, para ver cómo está esto de la asignatura de Filosofía.

Así pues, en este artículo veremos cómo se ha configurado la asignatura de Filosofía en los principales países europeos (Italia, Francia, Alemania e Inglaterra) y si es merecedor de reproche como hicimos en el caso de España.

Pero, antes de entrar en materia, convendrá situarnos para saber qué clase de enseñanza es la que estamos examinando. Si nos ponemos de acuerdo en que a un niño entre 6 y 12 años lo que hay que enseñarle es a leer, a escribir, nociones de cálculo y cultura general, descartaremos la enseñanza de Filosofía en la educación primaria. La educación secundaria, la que pretende preparar al ser humano para la vida en sociedad, para los trabajos profesionales y para los estudios superiores, que se desarrolla entre los 12 y 18 años, es el momento adecuado para ver la importancia de la Filosofía en los distintos planes de estudio. Por ello, me centraré en la asignatura de Filosofía en la educación secundaria en los principales países de Europa.

En Italia, desde los 11 hasta los 14 años, se estudia en la Scuola secondaria di primo grado. Después, la formación se divide entre formación general y formación profesional; la formación general se desarrolla entre los 14 y los 19 años en el “Licei”; y la formación profesional, que puede llegar hasta los 19 años, en los institutos técnicos y de formación profesional. En la Scuola Secondaria, nos encontramos con una asignatura que es la Educación Cívica. Su contenido fundamental es conocer la Constitución italiana como ley fundamental del Estado y los valores humanos y sociales inherentes a la vida en sociedad.

En cuanto a la formación general, en el “Licei Classico” encontramos la asignatura de Filosofía, con el estudio del cartesianismo, el racionalismo, Kant y la filosofía crítica, respuestas de la filosofía ante la crisis, etc.

En Francia, la educación secundaria se desarrolla entre los 11 y los 18 años, pasando primero por el “Collège” y, entre los 15 y los 18, por el “Lycée”. En el “Collège” nos volvemos a encontrar con la asignatura de Educación Cívica, que se basa en valores de la democracia, los seres humanos, la humanidad, la igualdad, la ley, la justicia, la seguridad, etc.

La formación a través del Lycée no es unitaria. El estudiante puede elegir tres tipos de formación; general, tecnológica y profesional. La formación general es preparatoria para el estudio de una licenciatura. La tecnológica busca la preparación para estudios técnicos (fundamentalmente como técnico superior –grado inferior a la licenciatura–). Y, por último, la profesional prepara a los estudiantes para el acceso a las artes y oficios. En ningún caso hemos encontrado referencias a que se impartan clases o conocimientos de Filosofía.

En Alemania, al no tener una educación centralizada, esta depende de los Länder (los Estados federales), lo que determina un sistema verdaderamente complejo. Dentro de una estructura general, se puede indicar que una vez que el estudiante ha finalizado los estudios de primaria, en función de sus notas y de las recomendaciones de los profesores (poca intervención de los padres), puede cursar el Gymnasium (instituto que permite acceder a la Universidad), la Realschule (escuela media que prepara para los estudios técnicos) y la Hauptschule (que permite el acceso a la formación profesional). Por lo que al Gymnasium se refiere, no he localizado referencia alguna a que se den clases de Filosofía, pero sí he hallado que una de las ramas tradicionales de esta enseñanza son las Humanidades, con lenguas clásicas, especialmente latín y griego, que si bien no es Filosofía, al menos, si se da correctamente, permite acercar al ser humano a una visión global de su historia y hacerle consciente de su propia evolución. En el Realschule, se busca obtener un nivel de conocimiento intermedio, con formación de trabajadores cualificados, sin que haya localizado referencias a la Filosofía. Por último, el Hauptschule busca una formación básica, sin referencias a la Filosofía en sus temarios.

Nos queda ver la enseñanza de la Filosofía en la escuela secundaria en Inglaterra. Aquí tenemos los Key Stage 3, 4 y 5 (los 1 y 2 son de educación infantil). No encontramos Filosofía, pero sí la asignatura de Educación para la Ciudadanía, que busca preparar a los adolescentes para la vida en sociedad, para comprender el funcionamiento del parlamento inglés, etc.

La filosofía que hará libres a los seres humanos

Es hora, por tanto, de empezar a ver qué es lo que hemos encontrado y, la verdad, es bastante desolador. Si exceptuamos un curso en Italia y la asignatura de Educación para la Ciudadanía (centrada en conocer el propio sistema político de cada país), nos encontramos con que los principales países de Europa carecen de la asignatura de Filosofía en sus programas de estudios para los adolescentes. Y eso que son nuestro futuro. La formación de los adolescentes debería estar centrada en el desarrollo del ser humano, con vistas a dotarlos de capacidad de razonamiento crítico, con el objeto de poder desarrollar sus propias ideas, saber defenderlas, etc. Por eso, si centramos la formación secundaria en los estudios técnicos, que es el contenido esencial de los programas de estudios, no esperemos que en las generaciones futuras aparezca otra cosa que no sean técnicos, muy preparados, eso, sí, pero carentes de raciocinio, de preguntarse por el fondo de las cosas, y limitados a su formación técnica para afrontar los problemas.

¿Y por qué hemos llegado a la preeminencia de nuestra formación técnica por encima de la formación integral del ser humano? La respuesta nos la da Martin McLean, especialista en Educación Comparada del Grupo de Cultura, Comunicación y Sociedad del Instituto de Educación de la Universidad de Londres, en su artículo titulado “Contenidos, enseñanza y aprendizaje en la educación secundaria de los países de la Unión Europea”, cuando indica: “ La globalización tiene tres implicaciones significativas para la educación (…): a) la educación se ha convertido en un componente más de una economía internacional competitiva (…) b) la necesidad de reducir los costes públicos (…) c) La lógica de una economía de alta tecnología es estrictamente instrumental. El sentido global de la vida escapa a la mayoría de los que participan de ella. Los valores personales y sociales son más variados ”.

Es decir, siguiendo a Martin McLean, hemos eliminado la Filosofía por una cuestión de costes. Porque la globalización, la mercantilización de nuestras vidas, impone una educación basada en la competencia, en la necesidad de reducir costes y ello implica una vida instrumental, donde se ha perdido el sentido de la vida; ¿hay algo peor que esta concepción de la educación?

Urge, por lo tanto, retomar el verdadero sentido de lo que es la educación. Educación, etimológicamente, del latín “educere” o “educare”, que significa “sacar”, “extraer”, es formar o instruir al ser humano en sus mejores valores. Educación es buscar una formación integral y el desarrollo personal del ser humano. En este sentido, es diametralmente opuesto a concebirla basada en el comercio, en la competencia y en la tecnificación.

Y es aquí donde la Filosofía puede hacer su mayor aporte. Una asignatura de Filosofía confeccionada sobre la base de educar al ser humano, en la idea de enseñarle los valores más importantes, aquellos que sostuvieron las grandes civilizaciones en sus épocas de esplendor, otorgará a la humanidad seres libres, con capacidad de tener ideas propias y saber defenderlas, algo que hoy día no sucede.

Son varias las voces que se han levantado en Europa llamando la atención sobre lo que está sucediendo. Así, en febrero de 2011, en Milán, tuvo lugar el Congreso Internacional sobre la Enseñanza de la Filosofía en Europa y en Norteamérica, con participación de miembros de la Unesco y expertos de Italia, Francia y España. En las conclusiones del Congreso se indicó que es necesario “ promover en todos los sistemas educativos europeos y norteamericanos la introducción de la enseñanza de la Filosofía; dar un contenido curricular autónomo a la Filosofía en la Enseñanza Secundaria y en la Universidad; (…) otorgar la misma importancia educativa a la enseñanza de la Filosofía y de las disciplinas humanísticas que a las ciencias naturales y las disciplinas técnicas ”.

Europa, en su proceso de convergencia, tiene marcada en su agenda institucional la unificación de sus programas de enseñanza secundaria. Es hora de que se tomen las medidas necesarias para que el aprendizaje se base en la verdadera educación del ser humano, no en la competencia. El resultado de esta salta a la vista. ¿Qué sociedad tendríamos si fuéramos capaces de dotar a nuestros jóvenes de un programa basado en una verdadera educación?

Más filosofía, menos competencia.

http://www.ambafrance-es.org/IMG/pdf/sistema_educativo.pdf

http://cache.media.eduscol.education.fr/file/dossiers/06/9/2013_EnscoEspagnol_244069.pdf

http://www.justlanded.com/espanol/Alemania/Guia-Alemania/Educacion/El-sistema-escolar-aleman

http://sepfi.es/congreso-internacional-sobre-ensenanza-de-la-filosofia-en-europa-y-norteamerica/

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