Libros — 1 de mayo de 2013 at 00:00

«Puertas de fuego», de Steven Pressfield

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El estilo literario que utiliza Pressfield para contar la historia de Las Termópilas llama la atención desde el primer momento: el cronista de Jerjes, que a su vez hace de narrador, recoge el relato contado de Xeones, servidor de uno de los iguales, quien cuenta los hechos como un espectador privilegiado. Algo más que un relato en tercera persona.
La idea que tenemos acerca de la esclavitud en Grecia es distinta de la que nos presenta el autor en el libro. En él, nos encontramos que Xeos elige voluntariamente su destino como servidor en Lacedemonia y se siente afortunado por poder desarrollar su vida inmerso en la cultura griega. Pocas disciplinas han sufrido más revisiones que la propia historia. Parece ser que, poco a poco, algunos malentendidos establecidos en el siglo XIX empiezan a ser superados.
Uno de los aspectos que más llama la atención de quienes se acercan por primera vez a Esparta es la presencia en su educación del valor como superación de su contrapartida, el miedo. Así nos encontramos el dominio del miedo, fobos, como vía de desarrollo del carácter para el espartano, y el estudio de la fobología como ciencia del miedo y principal ocupación intelectual. Además, a todo ello podríamos sumar que contaban con una imagen de fobos. Decían que el miedo nace en la carne. El miedo se genera en la mente, pero debe ser combatido en el cuerpo. Una consecuencia lógica de todo ello era su vocación guerrera, a la cual se dedicaban entre los veinte y los sesenta años.
Abundando en las ideas expuestas, a fin de mejor entender la obra que tenemos en las manos, conviene prestar atención a términos como Esoterike harmonía, el estado de serenidad individual en los ejercicios que la phobología tiene que producir. Encarnación de la virtud, andreia, el daimon interior de individuo. Pseudoandreia o falso coraje (por ejemplo, la arenga de un general acompañado por el golpeteo de los escudos). Exoterike harmonía, estado de unión con los compañeros (es lo que guía la falange).
¿Cuáles eran los principios por los que habían de regirse en la vida? A continuación enumeraremos algunos de ellos: “El cuerpo no les pertenece. Pertenece a la ciudad. Castigan con la muerte al hombre que deja su escudo. Llevar a cabo lo común en condiciones fuera de lo común. Menos filosofía, Dienekes, y más virtud. Dienekes afirma que lo opuesto al miedo es el Amor”.
En la misma línea, sirvan como ejemplo estos extractos de la obra que reafirman su concepto de valor: “En un solo aspecto los dioses han permitido a los mortales sobrepasarles. El hombre puede dar lo que los dioses no pueden, todo lo que tienen: su vida”. Leonidas: “Siento lástima por ellos –dijo, indicando al valiente enemigo que se hallaba tan cerca–. ¿Qué darían, los más nobles de entre ellos, por estar aquí con nosotros ahora?”.
Vivir para la guerra, ¿puede ser lícito en algún caso? La búsqueda de la andreia a través del dominio del miedo, el cual emana de la acción heroica en la batalla, era su razón de ser. Es indudable que, según nuestros valores, puede resultar del todo rechazable. Sin embargo, en justicia no deberíamos olvidar que quienes se regían por estos principios vivieron una realidad muy distinta a la nuestra. “La guerra, no la paz produce la virtud (…)inspira todo lo que de noble y honorable hay en el hombre (…) otras ciudades producen monumentos y poesía, y Esparta produce hombres”.
Hay enseñanzas en el libro que sobrepasan las fuentes de documentación para un historiador, pues se adentran en la profundidad del pensamiento y de los sentimientos de los protagonistas, con un alcance que hace creíble lo narrado. Pongamos por caso cuando escribe acerca de la naturaleza del miedo; del liderazgo de un rey; del sentido del Estado; del espíritu heroico y de la degradación humana; las descripciones de las apariciones de Apolo a Xeos y de Perséfone a Diómaca; acerca del ilusorio mundo de la muerte… Con todo ello se quiere significar que, en ocasiones, las grandes obras que nos han legado los artistas son fruto de estados de inspiración que van más allá de sus capacidades.
Cortesía de “El club de lectura El Libro Durmiente”
www.ellibrodurmiente.org

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